Los crucificados cantan alegres "Always look on the bright side of life" |
N. del. A. Ver siempre el lado bueno de la vida es una obligación de todos en cuanto a nuestro día a día, los problemas que a diario nos surgen con familia, amigos, trabajo... En cambio, en cuanto a la vida pública, creo que es también obligación de todos hacer patente el lado siniestro de las cosas.
Año III, opus 105
No he podido evitarlo. Nuestro gobierno ha perpetrado uno de los mayores asaltos a nuestro bolsillo de los últimos tiempos aprovechando, muy hábilmente, que yo me encontraba de vacaciones. Efectivamente, sabedores de que la capital del estado se encuentra peligrosamente cerca de Móstoles, han esperado a que yo me encontrase a 600 kilómetros para cometer la canallada, pues de otro modo no se hubieran atrevido.
Pero ahora que el mal está hecho, no voy a azotarles como se debiera, porque he recordado la película La vida de Brian (Terry Jones, 1979). En la escena final de la misma, varios inocentes crucificados cantan alegres y dicen que "hay que buscar siempre el lado brillante de la vida". Sabia actitud que puede que reconforte su alma, pero que les mantiene crucificados.
Yo me imagino en esas cruces a los empleados públicos y desempleados a los que les han quitado el dinero de sus pagas de navidad y, por si fuera poco, les han escarnecido y acusado públicamente como culpables y merecedores del latrocinio. Maestros, médicos, bomberos, policías, administradores, celadores, enfermeros, conductores de autobús, bibliotecarios, ... todos inocentes y crucificados.
Después, nos han subido a todos los impuestos. Podríamos todos sentirnos en esas cruces.
¿Podemos exigirnos a nosotros mismos que nos esforcemos en ver el lado brillante de la vida si sabemos que vamos a estar en la cruz mucho tiempo y que aún se avecinan tiempos peores? No lo sé, diganmelo ustedes y si saben como hacerlo, compártanlo.
Otros iluminados sí que han sabido ver el lado luminoso de la vida. En el periódico de estos días se puede leer sobre los concejales y alcaldes gallegos que se han subido sus sueldos a sí mismos cuando al resto de empleados de corporaciones se lo mutilaban. Cierto es que no son cantidades grandes, en algunos casos, pero verles que con una mano te quitan y con la otra se lo guardan, da igual el partido que sea, resulta insultante, vejatorio, ofensivo y humillante. Léanlo aquí y por si acaso no la han visto, les incrusto la escena de los Monthy Python en las cruces:
Una veintena de alcaldes se subió el sueldo en plena era de recortes
Gobiernos del PP ignoran la promesa de Feijóo de contener dedicaciones exclusivas
PAOLA OBELLEIRO A Coruña 22 JUL 2012 - 20:11 CET