N. del A. Discúlpenme si hoy toco un tema algo indecoroso para sus refinados y vírginales tímpanos e intelectos, pero sucede que ya estoy harto de entrar en los aseos públicos de bares o centros comerciales y encontrarlos como un muladar. No por ser un hecho bien conocido había que dejar de denunciarlo.
Opus 42
Ahora que se acercan las elecciones municipales, voy a proponer a nuestros candidatos que instituyan un nuevo voluntariado. Una nueva forma de canalizar las energías que nos sobran a los ciudadanos en beneficio de la comunidad, en vez de perder el tiempo con blogs de internet. Ésta es mi sugerencia:
El valet de toilette
Podríamos decirlo en inglés: Toilet assistant (porque W.C. Assistant es otra cosa, no se confundan), pero me parece más fino en francés. En español, ¡ni hablar!, que quedaría muy ordinario.
El problema denunciado es suficientemente conocido y general a todos los aseos públicos de caballeros de esta España nuestra, ay, ay: una absoluta e intolerable falta de higiene. No se debe a una falta de limpiar, sino a una incompetente y desafortunada utilización de las instalaciones por parte de los caballeros. Supongo que se puede generalizar a todo el planeta, pero reconozco que no he visitado todos los países. No me digan que eso no pasa en Suiza porque no es comparable, Suiza es un país civilizado.
A los aseos de señoras sólo entro para hacer cosas inconfesables, por lo tanto no van a ser objeto de este escrito.
No es un problema de ignorancia por deficiente formación académica, sino de educación, que no es lo mismo. En una España con tantos universitarios, cabría esperar de todos nosotros una educación más esmerada, pero eso sólo se observa al opinar sobre vinos y coches caros, porque a la hora de ir al aseo no parece sino que nos han amamantado en una piara.
A los aseos de señoras sólo entro para hacer cosas inconfesables, por lo tanto no van a ser objeto de este escrito.
No es un problema de ignorancia por deficiente formación académica, sino de educación, que no es lo mismo. En una España con tantos universitarios, cabría esperar de todos nosotros una educación más esmerada, pero eso sólo se observa al opinar sobre vinos y coches caros, porque a la hora de ir al aseo no parece sino que nos han amamantado en una piara.
La figura del valet de toilette que propongo sería un/a voluntario/a bien capacitado/a para el puesto al que se le suministrarían unos guantes blancos y una retribución basada en reconocimiento y honores públicos. Su labor no es limpiar, sino evitar que se ensucie inmerecidamente el cuarto de baño público. La función sería instruirnos y ayudarnos a los caballeros que usamos el aseo para asegurar bien el tiro y evitar así daños colaterales. Nos daría consejos e instrucciones para usar el inodoro con precisión y en los casos en que sea necesario, los voluntarios operarían ellos mismos nuestro cuerpo con sus guantes blancos. Con respeto y profesionalidad, se entiende. Aunque lo que hacemos en el cuarto de baño bien puede considerarse jurídicamente una obligación personalísima, en este caso considero muy justificada la ejecución subsidiaria en aras de la higiene pública. Y quien no quiera consejo o ayuda material, a buscar alivio en el solar de enfrente.
Bien es sabido que la buena puntería no es una habilidad innata en los varones. No todos somos Bufalo Bill. A veces por la urgencia de descargar la vejiga practicamos un tiro instintivo, a bocajarro y demasiado a menudo, disparamos con un fuego graneado y a discreción sólo por jugar. A esta falta de seriedad, se añaden los peligros de esta sociedad avanzada que disfrutamos: nos crea demasiado estrés, el estrés provoca temblor de manos y el temblor de manos una verdadera escabechina en los inodoros. Como cazar conejos con bombas de racimo.
¡Se ven tantos y tantos disparos errados a izquierda y derecha del blanco, por culpa de la manos temblorosas...! Aunque también hay muchos disparos que impactan bajo el inodoro y que no se explican por el estrés, sino, probablemente por la madurez de la viriles anatomías, que cada día que pasa tienen más dificultad en vencer la fuerza de la gravedad. Los impactos por arriba del inodoro, que también existen, no me los explico, la verdad; tal vez sean debidos a un exceso de euforia, parecido a cómo un piloto de fórmula 1 celebra su victoria con botellones de champán. Tal vez.
Bien es sabido que la buena puntería no es una habilidad innata en los varones. No todos somos Bufalo Bill. A veces por la urgencia de descargar la vejiga practicamos un tiro instintivo, a bocajarro y demasiado a menudo, disparamos con un fuego graneado y a discreción sólo por jugar. A esta falta de seriedad, se añaden los peligros de esta sociedad avanzada que disfrutamos: nos crea demasiado estrés, el estrés provoca temblor de manos y el temblor de manos una verdadera escabechina en los inodoros. Como cazar conejos con bombas de racimo.
¡Se ven tantos y tantos disparos errados a izquierda y derecha del blanco, por culpa de la manos temblorosas...! Aunque también hay muchos disparos que impactan bajo el inodoro y que no se explican por el estrés, sino, probablemente por la madurez de la viriles anatomías, que cada día que pasa tienen más dificultad en vencer la fuerza de la gravedad. Los impactos por arriba del inodoro, que también existen, no me los explico, la verdad; tal vez sean debidos a un exceso de euforia, parecido a cómo un piloto de fórmula 1 celebra su victoria con botellones de champán. Tal vez.
El valet, merced a su experiencia, juzgaría qué usuarios pueden afrontar el reto por sí mismos, aunque tutorizados, y les encaminaría hacia los urinarios de pared, que serán de alta seguridad, es decir, de forma envolvente para evitar que el usuario de al lado sea víctima del fuego amigo.
En cambio, aquellos otros usuarios considerados de alto riesgo, deberían ceder voluntariamente el control de la operación al propio valet de toilette. Es mejor así, pierdan la vergüenza y ganaremos todos.
En cambio, aquellos otros usuarios considerados de alto riesgo, deberían ceder voluntariamente el control de la operación al propio valet de toilette. Es mejor así, pierdan la vergüenza y ganaremos todos.
Además, se conseguirían otros efectos beneficiosos, ya que el valet se aseguraría de que...
- No se usa el teléfono móvil durante la operación, ya que puede distraer peligrosamente la atención del usuario y provocar un accidente.
- Se utiliza correctamente la escobilla del inodoro, un invento heredado de los antiguos que muy pocos conocen y utilizan hoy en día.
- No se olvida uno descargar el agua de la cisterna, un invento más popular sin duda, pero aún no usado al 100%. Lo sé por las veces que he encontrado evidencias de uso.
- Nadie se dedica a hacer "esgrima" con los chorritos, que ya somos mayorcitos para esos juegos.
- Ningún aliviado se marcha sin lavarse las manos, especialmente si su profesión es amasar pan. Créanme si les digo que lavarse las manos es una práctica menos común de lo que piensan; dan ustedes la mano a todo el mundo demasiado alegremente.
Estoy convencido de que la ciencia puede fabricar robots que hagan lo mismo que el voluntario especial que propongo. Podrían equipar los robots con medios de orientación electrónicos, como los que guían a los aviones para aterrizar en aeropuertos sin visibilidad alguna: no creo que aterrizar aviones sea menos complicado que orinar. Sin embargo, después de haber visto tantas películas de ciencia ficción donde los robots se rebelan contra los humanos, yo no confiaría ninguna parte de mi cuerpo a una de esas máquinas.
En todo caso, yo prefiero la figura del voluntario municipal, porque además de ayudarnos, puede darnos conversación como un peluquero. Voluntarios para Valet de Toilette no faltarían si su trabajo lo retransmiten en un Reality Show de televisión, que los humanos por salir en la tele hacemos lo que sea.
En todo caso, yo prefiero la figura del voluntario municipal, porque además de ayudarnos, puede darnos conversación como un peluquero. Voluntarios para Valet de Toilette no faltarían si su trabajo lo retransmiten en un Reality Show de televisión, que los humanos por salir en la tele hacemos lo que sea.
Por supuesto, la mejor opción sería que aprendiéramos a comportarnos con respeto, empatía y educación, colaborando todos en mantener la limpieza de los lugares comunes.
¿No es así? ¿Por qué me miran entonces como si hubiera dicho una utopía?
El de mi casa lo tengo un poquito más limpio. |
Un excelente texto. Tío estimadísimo, espero que no sea visto como una utopía. Después de todo, si no logramos hacer esto realidad ¿qué puede esperarse de utopías mayores? ¿Qué nos queda como esperanza para más grandes ideales?
ResponderEliminar→Alejandro: Yo creo que conseguir un poquito de limpieza y cuidado de la gente no puede ser tan difícil. Lo intentaremos aunque sea a título individual.
ResponderEliminarMuchas gracias como siempre por tu apoyo.
Un abrazo,
Ug
pues fíjate tú que yo pensaba q los aseos de "caballeros" estarían mucho mejor que los del sexo femenino.
ResponderEliminarYo intento colaborar desde el hogar instruyendo finamente a mis tres hijos que son más bien chorrillos locos, y que por la mañana con los ojos pegados es el novamas.. Creo que voy a pegar un folio con tus consejos en la pùerta de su cuarto de baño, jeje
→porfinyomisma: haces bien en entrecomillar la palabra "caballeros". Yo también he intentado domesticar los chorrillos de mis chinorris, pero no sé si lo estoy consiguiendo.
ResponderEliminarMucha suerte con los tuyos y gracias por venir por aquí.
Ug