lunes, 14 de marzo de 2011

Aprender de la desgracia

N. del A. Hoy escribo con cierta pena, no sobre la desgracia del maremoto japonés, que harto pueden leer de esto en los medios de comunicación, sino precisamente, de lo mucho que debemos aprender con algunas cosas, en nuestro pequeño país.

He estado buscando entre las noticias sobre la catástrofe en Japón, alguna que me indicara que los japoneses son parecidos a los españoles. Y lo que he encontrado son noticias que nos sorprenden y nos admiran, porque aquí, no sucederían nunca.

Me ha sorprendido, por ejemplo, la cantidad de testimonios que mencionan el  civismo de los ciudadanos japoneses, absteniéndose de saquear. Es un tópico en todo el periodismo de catástrofes difundir imágenes de ciudadanos asaltando tiendas, aprovechando la confusión, y llevándose televisores, por ejemplo (¿serán coleccionistas de electrodomésticos?) Sin embargo, parece ser que los ciudadanos japoneses se han contenido muy bien los impulsos de lanzarse a romper escaparates. A los españoles nos sorprende esta noticia, porque pensamos muy generalizadamente que lo que nadie te impide, es algo que se puede hacer. Yo creo que si se nos diera la oportunidad, la gente se llevaría los semáforos a su casa.

Es también sorprendente para un español, las noticias sobre la calma y la resignación que, según cuentan, están mostrando los japoneses. Nada de escenas de histeria. Debe ser que la idea de la resignación ante el dolor está mejor conseguida en el budismo que en el cristianismo, o por lo menos, lo entienden de una manera mucho más práctica e inmediata que en nosotros, donde se nos promete una recompensa en otra vida que no consuela mucho. O es eso, o es que son de cartón. 

De la misma manera, nos sorprende, e incluso nos ofende un poquito, que no aprovechen las agencias de calificación de crédito para hacer leña de la economía japonesa. Dice la agencia Moody's  que el terremoto no traerá una crisis fiscal en Japón y que saldrán de ésta. Una desconocida muestra de optimismo en una agencia que, mientras tanto, vuelve a castigar a los mercados españoles, a resultas del desastre. 

Otra noticia que leo, me parece igualmente imposible que se diera en nuestro suelo patrio. El ciudadano nipón, se toma con "entereza", aunque con muchísima preocupación, el creciente peligro nuclear. En España, estaríamos ocupadísimos exigiendo la dimisión del ministro competente (o incompetente) por no haber previsto el tsunami. Una dimisión que no se produciría, porque aquí sólo conjugamos el verbo dimitir en la segunda persona del imperativo. También me imagino una polémica desmedida entre las diferentes administraciones públicas, donde cada una querría ser la competente para tomar las decisiones, siempre que la competente de financiarlas fuese la otra.

Toda una lección que debemos aprender, como supongo que ellos tendrán que aprender otras cosas de nosotros. Mientras tanto, vaya con ellos mi admiración y mis mejores deseos para todos.





4 comentarios:

  1. Gran texto Tío, gran texto, y se puede extender en gran parte a muchos otros países. Abrazo... y seamos agradecidos de no sufrir nosotros esa terrible desgracia por la que están atravesando en Japón.

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  2. Tienes razón en muchos aspectos, Ug, en muchos, pero no te olvides que se trata de un pueblo que no manifiesta sentimientos publicamente, que su emperatriz está desde hace muchisimos años, sumida en una depresión por la presión de palacio a mostrarse tal como es, que las mujeres cuando rien tapan sus bocas(es de muy mala educación no hacerlo), en fin, unas normas sociales muy y muy rigidas, que crean ciudadanos modelicos, si, pero bastante impersonales.

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  3. →Alejandro: Efectivamente, podría ser extensible a gran parte de la humanidad, a la mayoría, tal vez. En cuanto al deseo de no sufrir nosotros la desgracia, parece ser que algo nos tocará, porque no sabemos dónde se parará el escape.
    En fin, muchas gracias por tus palabras y un abrazo.
    Ug

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  4. →Kira: Pues tienes muchísima razón, que esa personalidad tan contenida de los japoneses tiene, como todo, su lado bueno y su lado malo.
    Pero yo creo que en esta situación tan terrible, se está mostrando el lado bueno. Paradojas...
    Un abrazo y muchas gracias por venir
    Ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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