miércoles, 2 de marzo de 2011

Las Musas y yo.

N. del A. Hoy, en mi cotidiano desnudar el alma, una referencia a mis pocas o nulas cualidades musicales. Una injusticia que nunca es tarde para subsanar, tal y como admito al final de esta entrada. Por cierto ¿cómo se llama la musa de los blogueros?


A la hora en que yo nací, una madrugada de noviembre de hace ahora exactamente mil años, todas las Musas que debían derramar sobre mí sus dones, celebraban una fiesta de pijamas.

Únicamente Clío, la musa de la Historia, mientras se pintaba las uñas de los pies, dejó caer algunas de sus dotes, fruto de lo cual es mi titulación académica. Las demás,  enzarzadas tal vez en una guerra de almohadas, no me hicieron ni caso.

Especialmente doloroso es el caso de Euterpe, musa de la música, de Polimnia, musa de los cantos y pantomimas y de Terpsícore, la de la danza. No descarto que esas tres golfas estuvieran terminándose unas botellas de Martini entre las tres mientras yo nacía. Si derramaron algo serían sus copas, porque de sus artes a mi no me cayó nada.

Para hacer más cruel la desidia  de Euterpe, alguien se encargó de que me gustara la música. Por esta razón he intentado en vano tocar algún instrumento, como la flauta o el teclado, pero me desanimo. Si me suena un DO bemol igual que un SOL sostenido, o un clarinete que un contrafagot, es porque en vez de orejas tengo dos ensaimadas.  A pesar de esto, cuando puedo, me entretengo tocando algo. ¿Por qué no?






Pese al abandono a que me sometió Polimnia, también me gusta cantar, aunque lo hago fatal. Lo que yo hago cuando canto está tipificado en el Código Penal y en el Protocolo de Kyoto.  Prudentemente, sólo lo hago en la ducha o en los pasillos de mi casa: no quiero acabar procesado por delitos contra el medio ambiente. Del mismo modo que Alfred Nobel inventó ingenuamente la dinamita para acabar con las guerras, el japonés que inventó el karaoke no pensó en la posibilidad de que desaprensivos como yo utilizaran su invento. A pesar de esto, en mi casa, canto. ¿Por qué no?



En cuanto a la ingrata Terpsícore, ay, ay... Aunque nunca he tenido afición, una vez a la semana, acudo a una academia para aprender bailes de salón. Las chicas, muy solidarias entre sí,  se turnan para bailar conmigo de modo que les sea más llevadero. Antes de empezar, saludo a mi partenaire de turno  con una reverencia de judoka, premonitorio de la gracilidad de movimientos que le espera. Como no tengo oído musical, sólo memorizo los movimientos, sin sentirlos.  El resultado es que conduzco a mi compañera como si la llevara arrestada a comisaría. A pesar de esto y a partir de ahora, si hay que bailar, bailo. ¿Por qué no?

Creo que todos los seres humanos tenemos derecho a practicar cosas como la música o el baile. En mi caso, las indolentes Musas me han privado de los medios para hacerlo dignamente. Por esta razón, si entre mis lectores hay algún abogado especialista en Derecho Olímpico, por favor, que me pase su tarjeta que quiero llevarlas a los tribunales para que me indemnicen. 

A Afrodita también la denunciaría, pero es que para ella pediría la horca.

6 comentarios:

  1. ji,ji deben tener mucho pleito suelto, porque cualidades bailongas y musicales faltan en este país, entre los que me incluyo....
    De todas maneras, el hecho de que perseveres, ya es de por si, una manera de tocarles lo que no suena a esas musas locas... te miran, rabian porque no lo haces como deberías, quieren paralizarte con sus super poderes, pero tu erre que erre... No te gastes el dinero en pleitos, sigue con las clases de baile... nunca sabes dónde te conducirán, ya me entiendes... Un abrazo.

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  2. Yo, como Kira, estoy de acuerdo en que sigas con las clases, hay mucha bailona suelta y nunca se sabe.
    En mi caso ni intentarlo. Mi sentido del ritmo y la coordinación también se lo rifaron a los dados una mañana de noviembre, cuando nací, más o menos en los mismos días que usted, así que seguramente las Musas seguían con la cogorza.

    ¿Denunciarlas?, pues mira, tal y como van las denuncias ahora, ocupando la mitad de los juzgados de España la Pantoja y la otra mitad la Maria José Campanario, no te lo aconsejo. Los jueces ya no se toman en serio nada, ni siquiera lo que es de ley.

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  3. →Kira: Je, je.... me guardo en mi libro de estilo la locución esa de "...tocar lo que no suena..."
    Decidido, sigo con las clases de baile. Hombre, exagero un poquito, pero es cierto que se me da fatal y tardo mucho en aprender. En cambio otros empezaron cuando yo y se les da de miedo.
    Gracias por tus ánimos.
    Un abrazo,
    ug

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  4. →Creo que tienes razón, que si me meto en pleitos puedo acabar el día del juicio (nunca mejor dicho).
    En cuanto a lo de las bailonas es difícil que me enganche alguna, porque la mayoría son ya bastante mayorcitas, muy mayorcitas... ya te digo que la Afrodita no me trata bien.
    Gracias niña y un abrazo,
    ug

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  5. Que tal echar un vistazo por otros centros de baile ,observar si hay féminas sin pareja y la media de edad entre ellas? No vaguees y busca que a la musa de la "suerte" le gusta que le ayuden

    besis Campanilla

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  6. →Campanilla: No, nena, no voy a ir buscando féminas por ahí. La que quiera que venga a buscarme a mi, ¿no te parece?
    Faltaría más.
    Ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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