lunes, 8 de abril de 2013

Disculpe el señor

De Manel Fontdevila, en El Diario.es 
N. del A.: Hoy, clase de lexicografía, la crisis nos enseñan nuevas palabras, entre otras, escrache. No lo tomen a broma, cada vez hay más pobres en España y el número ya es alarmante. Como dice la canción de Serrat, "disculpe el señor, pero este asunto va de mal en peor".  
Año IV opus 129
La diosa Crisis no sólo destruye, también aporta cosas a la cultura del siglo XXI. Entre otras cosas, nos enseña a todos un nuevo lenguaje, nuevas palabras y nuevos conocimientos que antes ni imaginábamos. Antes del 2009, nadie hablaba de la deuda soberana, del riesgo país,de la prima de riesgo o de la dación en pago. Ahora en cambio, son palabras que salen espontáneamente en cualquier charla de café. Para nuestra desgracia, hemos recibido un curso acelerado de economía aplicada vía noticiarios y ningún informe PISA va a reconocer nuestro aprendizaje.

Con la inestimable ayuda de periodistas y políticos, hemos pervertido el significado de otros muchos términos: llamamos rescatar un país a lo que racionalmente deberíamos llamar condenarlo. Una quita era antes la condonación de una deuda; desde lo de Chipre, esa palabra significa que te clavan una deuda que no es tuya. Se dice medidas correctoras o ajustes donde debía decir supresión de servicios. Por último, antes llamábamos terrorismo y golpe de estado a cosas completamente distintas a ejercer el derecho de libertad de opinión, como al parecer significa ahora.

Una tercera vía es la de importar palabras. Del otro lado del charco nos llegan palabras que jamás creíamos que usarían en nuestras carnes. De Argentina nos llegan los términos corralito y escrache.  Cada vez que el Gobierno asegura que es «absolutamente impensable» que suframos un corralito como el que sufrieron los argentinos en 2001 salgo corriendo al banco a retirar todo mi dinero. En la sucursal me devuelven a la realidad y me convencen de que no estoy en peligro, porque tengo mi cuenta más desolada que el aeropuerto de Castellón.

Otra cosa es el escrache, que en Argentina se acuñó en 1995, para señalar con el dedo a torturadores y asesinos. Aquí,  según la Delegación del Gobierno,  los terroristas son los que señalan, no los señalados. Particularidades de la madre patria. Sin embargo, sepan que esa técnica ya había sido ideada por Joan Manuel Serrat en 1992, aunque sin usar ese nombre. 

Si no me creen, escuchen el siguiente vídeo. Millones de pobres acuden al recibidor de la casa de un rico. Es un escrache pacífico en toda regla.




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