viernes, 11 de marzo de 2011

La Guerra de los Sexos.

N. del A. Hoy les propongo un tema para debatir, de esos que se empieza charlando amistosamente en una mesa de bar y se acaba declarando muy serios ante un subcomisario. Porque si hombres y mujeres estamos condenados a amarnos, entretenemos la condena discutiendo. Es la Guerra de los Sexos. Ayúdenme a reunir tópicos de hombres y mujeres.


¿Somos los hombres diferentes de las mujeres?

A ver, les aclaro, conozco perfectamente la diferencia entre un hombre y una mujer, ya que no soy el casto José. La pregunta se refiere a si hombres y mujeres somos tan diferentes...en todo lo demás.

No les hablo de igualdad ante la ley, sino de algo donde ya es tarde para hacer algo:

Los tópicos.

Yo no sé si ustedes lo ven también, yo veo que unos y otras nos echamos en cara continuamente las mismas retahílas, los mismos chistes, en fin, tópicos. Ellos son muy básicos, ellas son muy complicadas... Tanto es así que asumimos inconscientemente los tópicos por completo y los ejercemos, como por obligación. ¿Realmente soy ya tan básico? Y usted, señora, ¿es tan complicada como dice, o simplemente le gusta más que la consideren así?


Hoy reivindico una tregua en la guerra de sexos, para que podamos recoger a nuestros muertos. Porque en estos tiempos que corren en los se venera la corrección política, los hombres llevamos las de perder. Vamos, que yo ya estoy hasta el solar donde estuvo el flequillo de que generalicen conmigo.


Conforme avanzan los conocimientos sobre neurología, los científicos locos atribuyen habilidades o funcionalidades a diferentes regiones del cerebro y si en un sexo esa zona es, estadísticamente, más activa o desarrollada que en el otro, se dice que tiene más capacidad para realizar determinada actividad. Esto es lo que dicen la biología y la estadística, significa que podemos afirmar que pensamos diferente los hombres y las mujeres. 


De esa manera se explicaría, por ejemplo, que las relaciones sexuales se perciban de forma diferente por ambos sexos. Dicho más llanamente, que si los hombres somos muy cochinotes o las mujeres demasiado románticas, se debe, según parece, a los últimos seis millones de años de evolución, cuando los homínidos nos separamos de nuestro ancestro común con los chimpancés.



-"Señorita, le ruego que no me censure porque le mire los senos, ya que seis millones de años de evolución me empujan a ello".
(Aparte, al público) Este determinismo biológico me da algo de miedo, lo confieso. Yo no creo en el alma y lo lamento mucho, porque preferiría pensar que soy como soy gracias a una entidad inmaterial previa a mí que a un circuito eléctrico neuronal marinando en una profusión previsible de hormonas. Lo digo porque si únicamente somos química, cabe la posibilidad de que un día inventen la vacuna contra la rebeldía o los supositorios contra la discrepancia.
Pese a lo que diga nuestra biología, yo afirmo lo siguiente: 


Vale, no somos iguales, pero somos lo mismo.

Somos lo mismo, la guerra de sexos es, simplemente una guerra civil. Creo que, aunque la naturaleza nos pueda haber hecho diferentes, gracias a la cultura podemos superar esa limitación de partida, si queremos. La biología y la estadística nos vienen dadas, pero nuestra cultura la hacemos nosotros en persona, con aciertos y errores. Así que menos tópicos. 


Si es usted muy complicada, es culpa suya, señorita, no del género femenino.  Lo mismo le digo a usted, lector, allá usted si es un obseso sexual.

No creo en los tópicos sobre hombres y mujeres, porque aunque ustedes se reconozcan en algunos de estos tópicos o reconozca a su pareja, no demuestra nada.Las personas somos algo más que lo que se espera de nuestro sexo. Somos decisiones.

He enumerado algunos de los tópicos que a menudo usamos como arma arrojadiza en la guerra de sexos. Un día, casi me sacan un ojo con uno de éstos.

Ayúdenme si quieren. Participen recordándonos tópicos sobre hombres y mujeres. He dejado algunos sin mencionar, adrede.

Hombres
Mujeres

Sólo tienen dos neuronas, una para pensar en el fútbol y otra para pensar en el sexo.
Sólo tienen dos neuronas, una para pensar en su aspecto físico y otra para pensar en el aspecto físico de las demás.
Son muy básicos para el sexo
Son muy complicadas para el sexo
No son capaces de encontrar nada en un armario, aunque esté delante de sus narices.
No saben orientarse en un mapa, ni con GPS.
En cuanto pueden, te cuentan su servicio militar, desde la primera imaginaria.
Si te descuidas, te describen sus partos con todo detalle desde la primera contracción.
Prefieren perderse antes que preguntar dónde está una calle.
Pueden hacer o pensar en varias cosas a la vez
No soportan el dolor, ¡si tuvieran que parir ellos!
No pueden dejar de hablar y hablar.
Son unos brutos...
Son dulces y cariñosas
Sólo saben limpiar su automóvil.
Llevan lo de limpiar en los genes
Tienen menos dobleces.
No pueden dejar de criticar a sus amigas en cuanto se alejan.



2 comentarios:

  1. Hoy se ha metido usted en terrenos pantanosos, querído Ug. Pero, cómo se mete usted en ese berenjenal a estas alturas...
    Hay mucho que decir sobre la igualdad, sobre la guerra de sexos y sobre en qué nos parecemos o diferenciamos ambos. Tanto que me están dando ganas de escribir una entrada de blog...
    Así a bote pronto se me ocurre que nos necesitamos, y que ni contigo ni sin ti tienen mis males remedios. Contigo porque me matas, y sin ti, porque me muero;)

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  2. → Azaria: hija, ya no sabe uno que jardines pisar, lo que si se es que yo creo que no somos tan diferentes. Vamos, que no.

    Y me alegro que esto te haya inspirado una entradita, que estabamos ya poniendo falta. Que luego vas a tener menos tiempo.
    Ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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