El tiempo está loco. Esta semana, por fin, han traído el otoño a España. No el otoño oficial de calendario y con carné de otoño, sino ese otoño que trae agua y cumple con las expectativas de todos los niños que en sus cuadernos de clase representan esta estación con lluvia y hojas caídas, así como la primavera la pintan con flores y el invierno con nieve. Propongo abolir el veranillo de San Miguel, y los febrerillos locos, para que el tiempo se parezca más al que dibujan los niños.
Por lo demás, en esta semana hemos llevado la cadera del rey al taller y como estamos locos, nos ponemos a debatir a lo tonto si debería haber ido a un hospital público o privado. Si allá donde va ocupa él solito una planta entera, que sea de uno privado y no de uno donde vayamos los demás. Encima, dado que es una avería persistente, propongo que no está de más pensar en poner uno nuevo, aunque por supuesto, yo no entiendo nada de mecánica de reyes, yo sólo sé que, precisamente esta misma semana, he renovado mi lavadora por mucho menos.
Entre las locuras de la semana no pueden faltar las de nuestro gobierno, que ha tranquilizado a los funcionarios afirmando que este año tendrán paga extraordinaria en Navidad. Se les congelará el sueldo, por supuesto, pero tendrán paga extra. para volverse locos de alegría. Una año más, este es el año de la recuperación. A lo mejor, es también el año que aciertan. Propongo que al presidente se le congele el bigote.
Locos, lo que se dice locos son los que pagaron dos millones de euros por imágenes y pinturas de Kate Moss. Si se las puede bajar uno por internet. El derroche de dinero, en un mundo donde hay tanta fatiga y sufrimiento, podría ser delito de lesa humanidad, pero no lo es. Es síntoma de buen gusto, parece. Si fuera delito, el futbol sería ilegal y los presidentes de equipos que pagan 90 millones de euros por contratar a un sólo trabajador, sufrirían cadena perpetua.
¿Y qué me dirían de los "dueños" de Qatar, que están derrochando tantos millones como piedras tiene el desierto en construir estadios, trenes y carreteras para el próximo Campeonato Mundial de Fútbol? Derrochan millones y, según The Guardian, también vidas. Dicen que 44 trabajadores han muerto de calor en las obras, por negarles el descanso y el agua durante la jornada en pleno verano arábigo. Por ahorrarse unas pelillas.
No me extraña que en un mundo tan absurdo, tengamos la mentira a flor de piel. Un tal Licciardi, atleta e impostor de bajos, intentó dar el timo del cambiazo a los jueces que le hacían el control de orina. Como son perros viejos, o tal vez viejos verdes, querían en ver en persona el grifo de donde salía la muestra que les iba a entregar el atleta. En sus mismas narices, disimuló con un postizo y llenó el bote con orina de un cuñado suyo, abstemio y vegetariano. Le pillaron, claro, si no, no sería noticia.
El mundo está loco, loco, loco.
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El pupurri informativo de tu post bien refleja la cantidad de gilipolleces que ocupan nuestros dias... yo no se si locos, muchos lo que son son muy listos y piensan que el resto somos tontos...
ResponderEliminarEl tema de la cadera ni lo toco, querido Eugenio, que con la monarquia por estas tierras catalanas no estamos muy amigos...
Respecto a las muertes en el desierto, me remueven, me indignan, me dan ganas de gritar, de vomitar... no puede ser que dejemos a nuestros hijos un mundo asi..
y para que nos sigan teniendo mania en el resto de la península, decirte que aqui hace un calor del carajo y que el sol calienta las calvas de muchos. El Otoño, al igual que Rajoy, no quiere saber nada de esta tierra...
Abrazo!
→Kira: no te preocupes por el otoño, que ya llegará, ni por el calor, que se acabará, ni por las calvas, que al final las tendremos todos.
EliminarUn abrazo,
Ug