domingo, 22 de agosto de 2010

Acerca de los retroprogres

No sé quién acuñó el término retroprogre. Suelo leerlo u oirlo en medios de información como Libertad Digital, Intereconomía, ABC, COPE... da igual quien lo inventó, lo importante es que esa persona no sabe el daño que me ha hecho con su invención.


Cuando yo era joven y cabellos sedosos ondeaban en mi frente como banderas (sí, señores, yo tuve un buen flequillo) consideraba, como todo el mundo de mi edad entonces, que ser moderno era bueno y eso equivalía a ser de izquierdas. En términos ideológicos era menester ser decididamente contrario a la OTAN, a las bases americanas, a las centrales nucleares, a las multinacionales, a los mismísimos Adán y Eva en persona, o ser partidario, por defecto, de todo cuanto temían o aborrecían nuestros mayores, esos pobres poseídos aún por ideas de corte franquista.

Todo cuanto era nuevo, europeo o prohibido era progresista. Toda la juventud de entonces lo éramos, salvo un número no pequeño de jóvenes adictos a la estética fascista y, lo que es peor, a su código moral, que esos, siempre crecerán en nuestros campos. Los que pasamos por la Universidad, recordaremos también que existía entonces un contingente importante de jóvenes que integraban las asociaciones universitarias, en su mayoría de ideología conservadora, pero no se exhibían como tales, porque lo bueno era ser de izquierdas.

El tiempo ha pasado inexorablemente, diez, veinte y hasta treinta años... los jóvenes de entonces ya hemos perdido el flequillo y aquellas ideas de salvación se nos han ido quedando en nada. Los nuevos jóvenes que renovarán nuestra plaza en este planeta son, según veo yo en los míos y en otros, menos idealistas y pasan de política. Esto abre el camino para los que, procedentes de aquellas asociaciones universitarias conservadoras, ahora, sin darnos cuenta, han dado la vuelta a la tortilla con un habilidoso golpe de muñeca, propia de jugador de futbolín. Todo aquello que era progresista ahora es reaccionario, si se quiere ser moderno hoy en día hay que ser lo contrario de lo que éramos. Y si no veanlo:

El neoliberalismo ha arrumbado definitivamente a una caja de zapatos las ideas económicas socialistas, avalado, bien está decirlo, por el manifiesto fracaso de los países del área de influencia soviética; las multinacionales son ahora, por efecto rebote, verdaderas hadas madrinas, en especial desde que las empresas españolas se han lanzado también a expandirse por esos mundos. Tras los atentados islamistas y la declaración de guerra a las potencias del terror, los ejércitos estadounidenses ya no son ocupadores, sino cruzados en una guerra justa, así nos lo enseñan e incluso algunos se empeñan en intentar que también sea nuestra guerra. Las centrales nucleares ya no envenenan el planeta, sino que, dado que no acostumbran a inundar la troposfera de compuestos de carbono, aunque sí de cosas peores, se consideran ahora "ecologicas".Tanto es así que antiguos ecologistas y activistas del nucleares no gracias (¿recordáis las chapitas con las sonrisas?) son ahora fervientes partidarios de la fusión del átomo; sólo así se explica que un ex-vicepresidente del país que más contribuye al calentamiento global, sembrara de carbono toda la atmósfera viajando con su avión por todo el planeta para promocionar una producción cinematográfica sobre los riesgos de este cambio climático, es decir, nos preparaba el camino para el nucleares sí por favor.
 
La tortilla se ha dado la vuelta con un tirabuzón inverosímil. Cuestiones que creíamos haber dejado atrás, vuelven ahora asociadas a la retroprogresía: Darwin, ese pobre hombre. Se cumplieron los ciento cincuenta años de El origen de las Especies, y cuando ya creíamos que se tenía asumido por todos que Dios no nos puso a correr por el planeta tal y como somos ahora, se pone de moda hablar del Diseño Inteligente. O lo que es lo mismo, la selección natural no es tan natural si no que Dios se tomó la molestia de inventar este complejo mecanismo con un propósito claro, que de unos y otros surgiera el ser humano, para que albergara el alma divina. Ahora, ser partidario de Darwin es de retroprogres.
 
Cuando oigo el término retroprogre me pongo triste. Porque indica que ha pasado el tiempo y nos hemos hecho mayores, esos mismos mayores contra los que reaccionan nuestros hijos como lo hicimos nosotros contra los nuestros. Sin embargo nos creemos que no ha pasado el tiempo y nos volvemos, entre indignados y asustados, cuando nos sorprenden con cosas que desmienten nuestra convicción. Por ejemplo, en nuestras mentes aún asociamos el heavy metal a ser joven, pero nuestros hijos lo ven como música antigua, casi igual que los madrigales de Monteverdi. Nuestros viejos rockeros no han muerto, pero ya están sesentones. Mantenerse como retro progre ya no tiene sentido, tal vez, si no es un recurso para mantenerse joven, algo así como Valle Inclán, quien decía ser liberal sólo por motivos estéticos. Tal vez sea eso...

Pero voy a decirles una cosa: vale, soy un retroprogre, me gusta el rock, no quiero centrales nucleares y prefiero, de momento, ver a los yankis en su casa. Y sobre todo, me siento contento pensando que somos unos primates venidos a más, que han triunfado en la vida, no quieran convencerme  ahora de que todo era un truco y estaba todo amañanado. Por favor.....

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