Es sólo un juego de palabras, no me he encontrado con ningún marciano, salvo en el trabajo donde sí he visto algunos. |
N. del A. Llevo una temporada que escribo poquico y frecuento menos los blogs en los que acostumbraba aprender cosas. Debe ser que tengo la cabeza llena de tontunas y debería formatarme de nuevo el disco duro y borrar cosas. No lo he hecho y lo celebro, porque me ha permitido el reencuentro que justifica el título del post y recordar cosas de allende los años.
Año III, opus 103
(Dedico la entrada de hoy a un viejo amigote mío, Larry, a quien vuelvo a encontrar, gracias a este blog, veinte años después, como los mosqueteros de Dumas, aunque realmente permanecía agazapado en mi caótico cerebro, entre unos recuerdos del barrio de Malasaña, en Madrid, no muy lejos de Móstoles)
El diagnóstico profesional de mi médico ha sido contundente. Necesitó únicamente explorarme el oído con esa ridícula linterna que usan los médicos. ¿Ha estado usted recientemente resolviendo ecuaciones de primer grado en una pizarra?, me preguntó. Y yo le respondí que no, que sería hace mucho tiempo, muchísimo, lo que había visto sería, seguramente un recuerdo de mis tiempos de bachiller en el instituto, cuando el flequillo aún me estorbaba la vista y el sexo aún me obsesionaba. Pues entonces, anunció con tono solemne y profesional, le indicaré que presenta usted un cuadro médico compatible con el síndrome de la pelota llena. Los médicos y los abogados siempre dicen las cosas así, diciendo sin decir que han dicho.
Como es natural, siempre que me habla con argot técnico un médico o un abogado, temí por mi vida, pero enseguida me advirtió que no es grave, es simplemente una saturación de recuerdos en el cerebro. La prueba es que los recuerdos de mis años de instituto se desbordaban a la altura de las orejas y esto indica sin lugar a dudas un mal funcionamiento del sistema de drenaje de la memoria a largo plazo, ya que estos recuerdos deberían estar muy al fondo, donde les corresponde. El pésimo rendimiento de mi cabeza se debe a esta colmatación cerebral. La solución que me propuso el galeno (uso esta cursilada de "galeno" para vengarme de él) es formatarme el cerebro, es decir, borrarlo todo y hacer tabla rasa. Posteriormente, habría que volver a instalar el software base de ciudadano español, aprovechando para actualizarlo a una versión más moderna y útil en la actual coyuntura que las antiguas versiones, como la que yo tenía instalada, más trasnochada que el festival de Eurovisión. La nueva versión para Windows, que se quiere instalar en los votantes (antes llamados personas) según las últimas normativas consta de:
- El idioma. Se desecha el obsolescente castellano por el bussines english que es mucho más útil para la vida profesional y para el ocio y necesita menos palabras (incluye una demo de chino cantonés, que es el idioma comercial del futuro)
- Las normas de urbanidad y buena educación. La versión actual es muy reducida y ligera, porque hoy en día ya no es necesario ceder el asiento del autobús a las personas mayores o embarazadas ni tantas otras normas obsoletas que antiguamente se instalaban en los colegios.
- Las ideas políticas. Se sustituye esta parte por un firewall: un cortafuegos para evitar la contaminación con ideas políticas nocivas como la justicia social, la economía responsable o la ecología.
- El fútbol. Este es el módulo de más peso, para compensar la ligereza de los anteriores. Se graban a fuego en el hardcode las gloriosas hazañas de nuestra selección nacional y de nuestros equipos líderes en ventas (me prometí a mi mismo no mencionar expresamente al Real Madrid) para, de esta manera, obviar nuestras carencias lingüísticas, justificar en su nombre toda la barbarie y no pensar en las manipulaciones a que nos somete el gobernante de turno.
Sin embargo, aunque era atractiva la propuesta, porque me permitiría ser más estúpidamente feliz en la España del siglo XXI, no acepté someterme a ella porque implicaba borrar también los recuerdos de mi vida, incluidas personas y emociones. Se dejarían sólo los estrictamente necesarios como los referidos a las marcas comerciales que patrocinen la operación, los líderes políticos del partido del gobierno y los futbolistas guapos que coticen en bolsa. Y yo quería conservar todos mis recuerdos, como los recuerdos de los años en que yo estudiaba el bachiller, cuando el viaje a París, o cuando nos saltábamos las clases para ir al instituto de las chicas para intentar que nos miraran, o jugábamos al futbolín en Malasaña, o a la pelota en la plaza de la Luna. No quiero olvidar las matemáticas ni la Historia del Arte que aprendí entonces, ni lo que sufrí para aprenderlo.
Así que lo que he hecho es sacar todos esos recuerdos a la terraza de mi casa, para que se orearan al sol de junio. He limpiado bien el depósito craneal con polvos Vim y he vuelto a guardarlos todos en estricto orden, bien estibados para que quepan todos. Ahora me siento mucho mejor para escribir. Porque el tío Eugenio de hoy es el producto de aquellos recuerdos de adolescencia, de la infancia o de la madurez, de las personas que he conocido, amado o aborrecido, de las normas que me han impuesto y de las que yo mismo he dictado, de las ideas que he considerado justas o injustas, de aquello que estoy orgulloso y de lo que estoy arrepentido.
Y sí, tienen razón, también me gusta el fútbol. El plug in del borreguismo futbolero me lo instalaron de pequeño ¿Y qué?
PD: para que vean lo del bussines english, he empleado hasta siete palabras en inglés sin despeinarme. Que no es una tontería.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo debes defenderte porque te gusta el futbol, en materia de gustos a cada uno le gusta lo que se le da la gana y se acabó. Al que no le gusta lo que te gusta que se embrome, diría mi niño interior.
ResponderEliminarMuy buena esa posdata. Que tengas un buen domingo :)
→Alejandro: sin duda, no es malo el fútbol si se conocen los límites y yo creo que sí conozco los míos, pero sospecho que (acaba de empezar la Eurocopa 2012 y estoy cansado ya de de tanta tontería)alguien quiere que sólo pensemos en el fútbol.
Eliminar¡Qué gracioso tu niño interior!
Un abrazo,
Ug
Pues por acá saturados de futbol, campeonatos, torneos, ligas, supercopas, copas, copitas y no sé qué más todos los días.
EliminarPronto van a meter futbol hasta en las almohadas para que soñemos con ello, así ni en sueños pensaremos en el resto de la realidad y sus problemas y crisis.
Abrazo. Ale.
Somos lo que hemos vivido, aprendido y compartido. Incluso me atrevería a decir que somos lo que hemos soñado que podíamos llegar a ser...
ResponderEliminarMuy buena entrada, Ug.
→Azaria: es cierto que somos lo que soñamos: tengo este aspecto porque ¡sueño con PAN!...
EliminarUn abrazo,
Ug
Me alegro bastante de que no hayas aceptado el formateo del disco duro, también por la parte que me toca, al ocupar algunos bytes sueltos por ahí que ahora casi considero descendientes propios de alguna manera, sobre todo tras leer esta entrada.
ResponderEliminarSin duda el formateo no es solución (créeme chacho)pues, por suerte o por desgracia, lo que somos en cada momento sólo toma sentido con la perspectiva temporal de lo que hemos sido. Pero, ¿qué te voy a contar a ti sobre esto? Además lo acabo de leer en una versión beta de algo parecido a la Wikipedia, pero ¿a que queda de pegada?
Sobre el fútbol... Yo lo dejé hace tiempo. Me sigue pareciendo apasionante, pero hay que saber consumirlo, como bien señalas.
Barrunto que este reencuentro es el inicio de cierto efecto dominó del que espero seas también beneficiario, aunque tengas que instalar de nuevo un MS-DOS para correr algún programa. Estamos in sincro.
Un abrazo y gracias por la dedicatoria.
→Larry: no sé, yo, creo que sería más feliz si me dejara poner el software oficial para aguantar los tiempos que vengan, pero en fin...
EliminarUn abrazo y nos vemos.
ug