jueves, 17 de mayo de 2012

Habitación 101

Silencio, se tortura.
N. del Autor: Hoy escribo la entrada número 101 y era momento de celebrarlo. No lo hice al escribir la número 100, para impedir rendir homenaje al Sistema Métrico Decimal, no porque tenga nada en contra de tan sabio sistema de medida, sino porque de esa manera me siento más rebelde con la sociedad, que ser un disidente inofensivo es uno de los placeres reservados a mi serena edad.

Año III Opus 101

La irresistible atracción que tenemos por los múltiplos de cinco y de diez es sin duda fruto del numero de dedos que pueblan nuestras manos, esas con las que aprendemos a contar de pequeños. También con esas mismas manos aprendemos poco después los secretos del autoerotismo, hecho que menciono únicamente por si acaso nunca se habían parado a pensar que el Sistema Decimal pudiera haberles deparado aquellos momentos de placer.  Me pregunto, a mi vez, si aquellas personas que de nacimiento tienen un dedo de más en cada mano sienten la misma atracción por los múltiplos de doce que nosotros por los de diez.

Sea como fuere, llegó la entrada número 100 y la dejé correr como una gacelilla esperando que llegara la número 101. De esa manera, me salto impunemente la norma de celebrar los centenarios, como si el número 100 significara algo distinto que el 99, pero eso sí, sin alejarme mucho de la seguridad de la centena. Cuando en las calles se grita contra el sistema, yo también me rebelo y lo hago contra el sistema decimal celebrando un número primo. A veces me asusta mi poca osadía, pero no soy más rebelde porque el mundo me ha hecho así. 

Para buscar el tema de la entrada de hoy, recordé los 101 Dálmatas de Walt Disney, esa familia que se convirtió en numerosa por obra y milagro de una cigüeña y también recordé la habitación 101 del Ministerio del Amor, la que imaginó G. Orwell, en su obra titulada 1984. En esta habitación 101 se inculcaba a los ciudadanos el amor al Gran Hermano, utilizando métodos poco amables, ya saben ustedes.

Estos tiempos de pesimismo que corren me llevan a inspirarme más en la habitación maldita que en el milagro del centenar de cachorritos que nacen inesperadamente (no hubo ecografías) sin que su número provoque una parada cardíaca a sus progenitores, como me hubiera sucedido a mi si me encontrara en su misma situación. En cambio, la habitación donde unos funcionarios nos torturan con nuestros mayores miedos para que de esa manera aprendamos a amar a nuestro líder es, no me lo nieguen,  mucho más verosímil. Si no, observen este mundo donde están creciendo los partidos neonazis, donde la televisión e internet invaden toda intimidad posible y donde los trabajadores nos encaminamos cada vez más a medios de producción controlados

En esa habitación nos harían enfrentarnos a nuestros terrores más íntimos. En mi caso, uno de esos temores sería, precisamente, que me sucediera lo mismo que a los prolíficos dálmatas, víctimas de una planificación familiar inexistente y de una cigüeña sin medida ni empatía. Pero el mayor de mis temores sería, sin duda,  que acabáramos igual que en 1984 (me refiero a la novela, porque en el año 1984 yo era un adolescente con un flequillo como una bandera) No soy tan pesimista como para creer que viviremos dentro de poco en el mundo distópico de la novela de Orwell y que vestiremos todos de gris y nos dirigiremos a la fábrica dócilmente, mientras el Gran Hermano nos vigila paternal, pero si no lo creo es porque sé que aunque lo intentarán, no nos dejaremos hacer, que nos rebelaremos antes. 

Yo ya he empezado rebelándome contra el Sistema Métrico Decimal, ¿cómo se rebelarán ustedes?

PD: han sido 101 entradas en 644 días, lo que supone una media de 1,09782609 entradas a la semana. Flojo, pero suficiente.

4 comentarios:

  1. También he recordado que NEO, el de Matrix, vivía también en la habitación 101, que efectivamente es número primo, capicúa y encima tiene no sé qué regustillo a número mágico, al menos en el mundo de la informática, creo recordar.
    Un beso grande, felicidades por tu 101 entrada y que lleguemos a la 202, que a mi me trae recuerdos de habitaciones de hoteles prohibidos y fines de semana que ya no están a mi alcance.

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    1. →Azaria: efectivamente creo recordar algo de eso, que el número de habitación era como una alusión a 1984. Mira, podía haberlo dicho también haciendo referencia a tantas cosas que parecen reales y son mentiras.
      Un abrazo grande y gracias,
      ug

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  2. ¡Protesto! Me has hecho enojar ¿Cómo que "flojo", en base a algo tan inhumano como el promedio matemático de entradas? Lo flojo no lo determina una vulgar, gris y abstracta cuenta de dividir, sino el contenido de las entradas y la valía de la persona detrás del contenido de las mismas, así que refuto tu posición, por primera vez tenemos serias diferencias que dirimir en el campo del honor amistoso. No me parece que hayas estado flojo hasta la 101 sino todo lo contrario, a veces (muchas) hasta sacudes profundo por lo que dices. Es más, algunos blogs, que registran un promedio diario altísimo de entradas mejor sería que registrasen un promedio de cero entrada, a juzgar por la basura que ponen.
    Ah, a propósito ¡Feliz 100 + 1! Y brindo con una copa dibujada por muchos más festejos capicuenses. :)

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    1. →Alejandro:¡uy!, menos mal que lo de flojo estaba en la postdata. Hay blogs que tienen un promedio de más de una entrada al día y, tienes mucha razón, no significa eso que sean mejores,sólo que sus cerebros tienen más tiempo libre y el tiempo libre no siempre es algo de lo que alardear.
      Muchas gracias una vez más por apoyo y tu reproche matemático-estadístico.
      Un abrazo,
      ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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