José Isbert, disfrazado de san Dimas
N. del A. García Berlanga filmó la película "Los jueves, milagro" en 1957, en la que los poderes públicos de un pueblecito olvidado engañaban a sus ciudadanos con milagros inventados para promocionar un balneario. Cada vez más olvidados, a nosotros nos hacen lo mismo viernes tras viernes, con la diferencia de que aquéllos de la película pretendían, en realidad, el bien de su comunidad.
Año III, Opus 100
He decidido que el viernes ya no es mi día favorito. Yo, que trabajo de lunes a viernes como los colegiales o el resto de personas que no hacen nada interesante en la vida, deseaba ardientemente desde mi infancia que llegara el último día de la semana porque venían dos días libres, porque había en la televisión la programación más interesante, porque estrenaban películas y, en general, porque todo el mundo se encontraba con un optimismo generalizado.
Hoy en día ya no es así, hoy esperamos de los viernes lo peor. Estamos condenados a ver cada viernes en televisión a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a la que, hay que decirlo, los recortes no afectan a su vestuario, ya que cada semana aumenta de talla la muchacha. La ingrata labor de la criatura es explicar a la prensa los acuerdos del Consejo de Ministros que cada semana nos traen un nuevo disgusto. Fieles a su cita semanal, este gobierno no ha dejado pasar ni un sólo viernes sin anunciarnos nuevas medidas de ajuste, pérdidas de derechos y toda suerte de entuertos, desafueros y desmanes vestidos de decretos-leyes.
Lo mejor de los anuncios gubernamentales es que son milagrosos. Aunque nos parezcan dolorosas a todos los españoles con un índice de inteligencia superior al 25%, las palabras de la vicepresidenta convierten las medidas adoptadas en «reformas necesarias e imprescindibles», más o menos lo que estábamos necesitando, pero no lo sabíamos. Visto de esa manera, no se puede hacer otra cosa que agradecer su denodado esfuerzo, así como la discreción con la que nos encubren las medidas más ingratas, para no hacernos padecer inútilmente. Sin ir más lejos, la criminal patada a la sanidad pública (publicada en el B.O.E como medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad y bla, bla, bla...) casi ni se comentó en la rueda de prensa, como si lo allí escrito fuesen unas medidas rutinarias. Gracias por la discreción.
Son también milagrosos los viernes, porque siempre nos desaparece algo, normalmente algo que estaba años molestándonos sin que nos diésemos cuenta. Como por ejemplo, el derecho a la protección universal de la salud o las autovías sin peaje. En cambio, la nómina de los desempleados lleva camino de emular el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Los viernes, como por magia, volvemos aliviados a casa en el atasco de la autovía, porque sabemos que hoy el atasco es gratis, mañana puede que no. Como por magia, volvemos a creer en lo imposible, como imposible era, decían, que nos subieran los impuestos.
Esta semana, me recordaban a José Antonio Labordeta, quien desde el estrado de orador del Congreso de los diputados, se dirigió a quienes gobiernan hoy para mandarles a la mierda (sic), por mucho, muchísimo menos de lo que hacen un viernes cualquiera. ¿Qué hubiera dicho de todos estos milagros de los viernes, él que además de diputado, cantante y poeta era profesor de instituto?
A petición de la Guerrillera del Tambor, una persona muy especial cuyos deseos son decretos-leyes para mi, inserto la canción de Labordeta "Somos", una canción con mensaje de esperanza, a pesar de que...
Hemos perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en duro batallar
Si me lo permites te voy a contestar con un pequeño cuento.Érase una vez un hermoso y fructífero huerto comunal cruzado por un fresco y caudaloso río. El huerto estaba cuidado y mantenido por un hombre de gran talante, sonriente y confiado , siempre preocupado de que su huerto pareciera el mejor.Un dia los vecinos le comentaron que el río bajaba escaso debido a la falta de lluvia y le aconsejaron construir un embalse por si acaso pero el no hizo caso, las lluvias volverían y no habría necesidad de estropera el paisaje con una fea balsa,además le habia prometido a unos vecinos que construiria un hermoso estanque con peces de colores en vias de extinción que había que proteger. Otro dia los vecinos se quejaron de que las frutas que recibian eran más pequeñas y de baja calidad y que debería abonar los árboles para evitar que terminaran secándose,per tampoco ésta vez hizo caso porque el dinero del abono lo había invertido en un jardin de hermosas flores que ornamentaban el huerto dándole ,aunque falsa, la apariencia de opulencia que es lo que contaba ya que los árboles al fin y al cabo han crecido solos y sin ayuda toda la vida.Pero un dia los vecino muy preocupados le advirtieron que se acercaba una plaga de topos y que si no ponía remedio se comerian todas las hortalizas y eso sería la ruina.Y que hizo el hortelano? los acusó de envidiosos, de cobardes, y tremendistas,acaso no seguian los árboles en pie? acaso no estaba el protegiendo a los peces de colores ? acaso no tenia el huerto más bonito ?los topos no llegarian hasta alli y no estaba dispuesto a consentir que vecinos malitencionados hieran correr esa clase de bulos solo para desprestigiarle.Pero amigo,los topos llegaron y fueron muchos y entonces el hortelano quiso tapar el agujero pero según tapaba uno se abrian seis y al final no pudo contener la plaga y se vió obligado a admitir que había un problema ,que el huerto estaba arruinado y que había que ayudar entre todos para intentar arreglar algo, y empezó a dar palos de ciego porque no estaba preparado .Como era de esperar al cumplir el plazo el hortelano fué reemplazado.Ésta vez se trataba de un hombre serio de aspecto algo triste que por supuesto no tenia el talante y la sonrisa de su antecesor.Los vecinos esoeraban mucho de el,querian recuperar el explendor de su huerto y los acreedores queria cobrar sus deudas,pero ete aquí que el nuevo hortelano no tenia ninguna barita mágica y las soluciones necesarias eran duras y muy poco populares,pero conocedor de su misión se puso manos a la obra, para ello redujo el reparto de hortalizas,decidió no dar frutas hasta que los árboles recuperaran la fuerza y dosificó el consumo de agua para asegurarse el mínimo necesario para el riego.Ni que decir tiene que ésto no gustó, tdo el mundo queria disfrutar de un buen cesto de fruta en su mesa y agua sin limite y no entendían por qué habia de privarse de algo y protestaron denonadamenta contra esa injusticia sin darse cuenta que esa misma escasez ya la habian empezado a sufrir con el anterior hortelano pero como nadie la espuso con rudeza pues pareciera que no fuera tan grave,pero el nuevo se atrevió a poner delante de los ojos de todos y sin tapujos la cruda realidad y la dureza de las medidas a seguir.A nadie nos gusta que nos digan que las cosas van mal y mucho menos ser los encargados de decirlo pero si por continuar manteniendo la imagen de hortelano perfecto y de buen talante se esconden los problemas solo se conseguirá multiplicarlos y si al que le toca hacerse cargo de esos problemas se le ataca porque las soluciones duras ,dificiles y por otro lado necesarias no nos gustan pues ..ya sabeis es tan fácil como elegir lo que realmente se quiere - Buen talante, aqui no pasa nada y al futuro que le den que está muy lejos ( no olvidemos que mañana ya es futuro ) o imagen seria y aburrida , medidas impopulares que indudablemente nos hacen pupa a todos pero con posibilidad de futuro . Señores It's up to you.
ResponderEliminarSe me olvidó decir que el cuento es de Campanilla espero que te guste sin acritud un besazo y siempre contigo. Ya sabes.. campanilla
ResponderEliminar→Campanilla: nenica, aunque no hubieras dicho que eras tú, lo hubiese adivinado.
EliminarTienes mucha razón con tu cuento, y añadiré que antes que ese hortelano de buen talante ha habido otros, de diferentes pueblos y a todos ellos les culpo de esta ruina de huerto. Creo que se han pasado con el estiércol.
Un besico,
Ug