N. del A. En la manifestación de ayer contra la Reforma Laboral que coincidía con el aniversario de los atentados de 2004 hubo asociaciones de víctimas del terrorismo que se pusieron a favor y otras que lo hicieron francamente en contra. La imagen fue de que unas se alineaban con el partido del gobierno y otras con el de la oposición, cuando no cabe en la cabeza que tengan intereses distintos. Por esta razón, me acuerdo de las Dos Españas.
Año III, opus 93
Antonio Machado escribió, unos años antes de que la guerra le expulsara de su país, estos sencillos versos:
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
De eso hace setenta años , pero hoy en día seguimos igual. Sigue habiendo dos Españas que miran cada una a un lado de la calle distinto. Supongo, no obstante, que esto pasa en todos los países, pero en España, durante algunos engañosos años, parecía que habíamos desterrado el ambiente de enfrentamiento político a ultranza y sin embargo, en los últimos años, estamos viendo renacer el cainismo y la discordia. Una palabra muy utilizada cada vez más en los medios de comunicación es frentismo, un neologismo que no se refiere a que, como en mi caso, tenemos cada día que pasa una frente más despejada, sino que señala el prurito tan ibérico de estar permanentemente en contra del vecino.
Es cierto que durante demasiados años se nos quiso hacer creer que éramos «Una, Grande y Libre», cuando, en el fondo, seguíamos siendo dos Españas, una encima de la otra, no precisamente libres y, esto hay que decirlo, de un tamaño muy modesto. Los reyes de antaño se autotitulaban «Reyes de Todas las Españas», probablemente porque sabían que es imposible que fuéramos sólamente una.
Yo no quiero un país enfrentado consigo mismo; amo la diversidad, pero no el enfrentamiento, que eso ya lo vivieron mis padres.
Es cierto que durante demasiados años se nos quiso hacer creer que éramos «Una, Grande y Libre», cuando, en el fondo, seguíamos siendo dos Españas, una encima de la otra, no precisamente libres y, esto hay que decirlo, de un tamaño muy modesto. Los reyes de antaño se autotitulaban «Reyes de Todas las Españas», probablemente porque sabían que es imposible que fuéramos sólamente una.
Yo no quiero un país enfrentado consigo mismo; amo la diversidad, pero no el enfrentamiento, que eso ya lo vivieron mis padres.
España sigue siendo un país bipolar:
→En la política, el devenir electoral ha producido en la práctica un régimen bipartidista, salvo en aquellas regiones donde existen además opciones nacionalistas o regionalistas, que finalmente se pondrán de lado de uno o de otro. Al final, todo el poder está repartido entre dos partidos Alfa, que alternativamente toman el mando de la manada, previa paliza al contrario.
→En la Justicia, institución que debiera ser más neutra que un detergente para bebés, comprobamos que también se han dividido en jueces progresistas o conservadores, según deban homenaje a uno u otro señor.
→En los medios de información podemos, con poco esfuerzo, saber de qué pie cojea cada uno. Especialmente, las cadenas autonómicas de televisión cojean tanto que podrían aplicarles perfectamente la Ley de Dependencia.
→En la corrupción, donde parece que los dos partidos dominantes pugnan, no por combatirla, sino por acapararla. Fácilmente podríamos hacer un mapa de coropletas donde gráficamente veamos las zonas de España esquilmadas por uno o por otro.
→En el fútbol. Si hemos de creernos lo que dicen las noticias, sólo existen dos equipos de fútbol en España. Hay quien relaciona las victorias del FC Barcelona con los períodos socialistas y los de Real Madrid con los periodos del Partido Popular. Yo no hago eso por prudencia, sé que no debemos introducir la política en el campo de fútbol ni la nitroglicerina en el depósito del automóvil. Por todo esto veo con pena y con cierto temor este panorama de la vida política española, que nos impide colaborar ni en lo más importante. El ejemplo de la entradilla me parece claro: si ni siquiera las víctimas del terrorismo están de acuerdo en lo que reclaman, ¿qué podemos esperar de cosas mucho menos importantes?
No solo es que las víctimas no estén de acuerdo, cosa que además de grave es tristísimo, es que además se pelean en público. Y para acabarlo de estropear, ninguna de las asociaciones de víctimas tuvo ningún disimulo y se dedicaron a hacer discursos políticos, ensuciando con ello (en mi opinión) a las propias víctimas.
ResponderEliminarCreo que el problema es la politización de las víctimas, del fútbol, de la justicia, de la lengua, de la cultura, de la enseñanza, de los toros, de los caramelos Sugus, de ... Vamos, que la política es un cáncer y cada vez metastatiza más y más cosas.
Yo no soy ni del Barça ni del Madrid, no he votado a ninguno de los partidos Alfa nacionales o regionales (aunque sí creo tanto en lo del fútbol como en política que hay uno menos malo), detesto la corrupción y creo que los jueces deberían ser elegidos por los jueces, o incluso por los ciudadanos, al estilo americano (aunque esto me da miedo). Por todo lo anterior, cada vez estoy más seguro de que me va a tocar emigrar.
→natsnoC: la politización de lo sugus me parece gravísimo, en eso estamos de acuerdo. Yo no creo que elegir los jueces por los ciudadanos sea lo mejor, puede pasar, como supongo que es lo que temes, que haya jueces que juzguen con criterios electorales y no legales, pero desde luego, el sistema nuestro tampoco. Debe haber otro ¿No?
EliminarUg
La politización de los sugus era inevitable y responsabilidad de los propios sugus. Y es que a quién se le ocurre elegir esos colores.
EliminarLo de los jueces, es más complicado. Mira, una opción imaginativa: que los jueces franceses (es un decir) juzguen los delitos españoles, y viceversa. Bueno, viceversa no, mejor que no haya reciprocidad, nosotros juzgamos a los alemanes y los alemanes a los italianos, que a su vez juzgan a los franceses.
Los ingleses que se apañen, es lo que tiene vivir en una isla.
→natsnoC: Ja, ja.. buena idea, a nosotros que nos dejen juzgar a los americanos, a ver si les damos caña.
EliminarUg