jueves, 13 de diciembre de 2012

Leer en el metro

N. del A. Se lee poco en España. Cada vez se lee menos y en peores condiciones. Es cada vez más difícil leer por encima del hombro del vecino. ¿Qué quieren? ¿Que nos compremos nuestro propio periódico? Inenarrable. Increíble.

Año III, opus 119


Sé que leer por encima del hombro de la persona que está a nuestro lado es una falta de educación. Es de muy mala educación. Lo sé, pero yo lo hago. 

No crean que lo hago por ahorrarme el dinero del periódico o por diversificar mis conocimientos. Todo eso también influye, pero yo lo hago porque es inevitable. Si voy en el tren de cercanías, o en el ferrocarril metropolitano y alguien está leyendo a mi lado tengo que saber qué lee. Da igual si está leyendo una revista de peluquería, yo miraré por encima de su hombro para enterarme de cómo se ponen unos bigudíes. Da igual si está leyendo el prospecto farmacéutico de un medicamento: yo quiero enterarme para qué sirven esos supositorios, toda vez que la vía de administración me la imagino sin problemas.

Sin embargo, no todo son facilidades. A diario me encuentro con muchos incovenientes para el noble placer de la lectura por encima del hombro.

En el autobús, por ejemplo, no puedo leer porque me mareo. Alguna vez he estado tentado de pedirle al viajero de mi lado que cerrase el libro, porque estaba mareándome por fijar tanto la vista, lo cual supone obviamente una falta de empatía por su parte, pues antes de abrir el libro debería haberme preguntado si yo era propenso a los mareos. Máxime cuando los autobuses interurbanos de aquí requieren, al parecer, una conducción propia de una película de Sam Peckinpah. 

La prensa gratuita no ha hecho tampoco ningún bien. Antes, se podía leer muy bien el periódico en el metro. Los lunes, por ejemplo, buscaba siempre sentarme al lado de alguien que llevara el Marca para enterarme de los resultados de la jornada futbolera del domingo anterior. Otros días, se podía elegir entre sentarse al lado del que leía El País, los más, o el Abc, los menos. Ahora, desde que la prensa gratuita se entrega en las bocas de metro, nadie compra un diario decente. Sí, no hace falta leer por encima del hombro, porque en cuanto termine nos lo regala, pero no es lo mismo que hurtar la lectura. Además, el estilo periodístico de estos diarios es cada vez más insulso y está consiguiendo estropear mi prosa con su abundancia de incorrecciones y lugares comunes.

Otra amenaza son los libros electrónicos. Estos artefactos infames tienen una pantalla que no deja leer desde el lateral. Es imposible leerlos de soslayo. Ni de frente: a mi me gusta saber qué libro está leyendo la persona que está enfrente mía y por la portada del libro lo sé. Según lea novela romántica, novela negra o clásicos grecolatinos puedo hacerme una idea de cómo es esa persona, gracias a todo tipo de prejuicios acumulados. Con los lectores de e-book no puedo. Y me da una rabia feroz.

El inglés. El maldito idioma de Shakespeare me priva también de mi derecho a la lectura. Cada vez hay más personas leyendo libros en inglés, no por ser extranjeros, que son españoles de nacimiento ni por ser estudiantes de idiomas, que no lo son. Lo hacen sólamente para fastidiarme. Para humillarme. Nada hay más molesto que intentar leer por encima del hombro en otro idioma. El otro día, una señorita llevaba uno impreso en chino. Me dieron ganas de denunciarla. 

Corren malos tiempos para el transporte público. Se cancelan inversiones, se reducen los servicios, se aumentan significativamente los precios y por si esto fuera poco, cada vez es más difícil leer de gorra. Y dicen que en España se lee poco, pero no es culpa nuestra, sino de quienes no fomentan la lectura prohibiendo los libros electrónicos o escritos en inglés o la prensa en castellano caníbal. 

Sólo me consolaría sentarme al lado de alguien usara su i-pad en el metro para leer mi blog. Aunque si es lunes, preferiría el Marca.


2 comentarios:

  1. Puritísima ironía al más puro estilo "tío Eugenio", tan cierta y verdadera,... esta si que sí. !!!!cuánto me identifico!!!! yo aprovecho a llevar mi lectura "concienciadora" (revistas de médicos sin fronteras o de Triodos Bank para influir en la curiosidad ajena) Estrategia comercial!!!!

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    1. →Marisa: es una buena idea, que hay que patentar como nuevo medio publicitario. Se puede pagar a personas que lean en el autobús panegíricos sobre los productos de tal empresa o de una causa política o de un equipo de fútbol y de esa manera influyan sobre sus vecinos de viaje.
      Hay que desarrollarlo...
      Ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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