N.del A Por si acaso no han oído la prensa o leído la radio, Luis García Berlanga ha muerto. Ahora, alcaldes y concejales, tendrán que apresurarse a poner su nombre a calles y parques, para hacer ver que "están con la cultura". Probablemente pongan en la tele un ciclo con sus películas. Por fortuna, se le hizo un homenaje público recientemente, contraviniendo esa costumbre tan española de denostar en vida y homenajear a la muerte.
(Le dedico esta entrada a @Francesca, reina soberana de El Club de los domingos, que esta semana cumple cuatro años. Los cumple el blog, no ella, si no he comprendido mal)
No es nada original escribir en estas fechas sobre la muerte de Berlanga, pero ya se imaginan ustedes que no estoy aquí para ser original, ya que, de ser esa mi intención, no escribiría en un blog como hace todo el mundo, sino que haría, por ejemplo, un streap-tease colgado de un globo aerostático o cocinaría neumáticos al vapor.
Y sucede que declararse incondicional de Berlanga en estas fechas no es tampoco nada nuevo, todos lo hacen (¿por qué no yo?) e incluso muchos -no todos- de estos admiradores de toda la vida han visto sus películas conscientemente, es decir, pueden atribuirle varios títulos sin equivocarse demasiado. Yo debo ser uno de ellos.
Aunque yo renunciaba a la originalidad de antemano al elegir este tema, antes de titular esta entrada «Bienvenido Mr Berlanga» como era mi primera intención, tuve la precaución de servirme del siempre prodigioso buscador de Google y encontré que ésta era ya una expresión manida y popular en libros, noticias y blogs. Desechado, pues, el título original, lo sustituí por otro que no puede ser más sencillo, ya que normalmente lo simple es lo mejor.
Les diré que también era mi primera intención hablar de Bienvenido Mr Marshall y de «...Como alcalde vuestro que soy...», pero he revisado los recortes de prensa (mi graciosa forma de llamar a Google Reader) y he visto que el famoso discurso del alcalde de Villar del Río es también un lugar común en todos los comentarios y noticias. Gloria a Guadalix de la Sierra, que aparece, por una vez, en las noticias sin que lo asocien a Gran Hermano.
Así que una vez demostrado que no voy a ofrecer novedades a los lectores, paso a confesar que mi película favorita de Berlanga es Plácido. Y eso que he disfrutado y aprendido mucho con las otras. En La escopeta nacional y en Todos a la Cárcel Luis García Berlanga consigue demostrar brillantemente la falsedad y la hipocresía de los pelotas y correveidiles de cada régimen de turno, ya sea el de Franco, ya sea el de la España democrática. O lo que es lo mismo, que en todas partes y en todas épocas cuecen habas y se las comen los mismos.
"Y ni fueron felices, ni comieron perdices porque allí donde haya ministros un final feliz es imposible." (La escopeta nacional)
En El Verdugo Berlanga es capaz de convertir mágicamente un personaje a priori tan odioso como un verdugo en alguien entrañable, mostrando al ser humano que hay debajo de la capucha y nos enseña que lo que es para unos la muerte, para otros es la vida.
Cómo no reír con La Vaquilla y con Moros y Cristianos o emocionarse con Calabuch y Los jueves milagro.
Sí, todo eso es cierto, pero... yo me quedo con Plácido.
Las peripecias de Cassen en un motocarro el día de Nochebuena, transportando una Cesta de Navidad que no era suya y a una familia, que sí era la suya, con una ganas terribles de comerse la cesta. Hambre, Honestidad, Hipocresía, son las tres haches que asocio con esta trama. Es un retrato cruel de nuestra (no olvidemos que es la España de nuestros padres) sociedad, dentro del formato de comedia genial. Para mí siempre es admirable que consigan hacerme reír con lo que, en buena lógica, debería hacerme llorar.
En fin, que ya sé que no descubro nada nuevo, pero tenía que escribirlo, porque como bloguero suyo que soy les debo una explicación y esta explicación se la tenía que dar.
Les dejo con Plácido, hale.
No me acordaba de esta pelicula. Ha sido todo un placer recordarla y ver de nuevo el detalle del cartelito "Cene con un pobre", pegado en la pared de la casa, menuda ironia (no puedo poner acentos, me falla el teclado)
ResponderEliminarHa sido todo un lujo encontrarte.
Besos
nela
A Nela→ Sé bienvenida a esta casa que es la tuya y más siendo yo medio cartagenero. Recordar la película de Plácido es, como bien dices, un placer, amargo y rico como el chocolate negro.
ResponderEliminarY un placer también tenerte por aquí, gracias por tu visita y por añadir tu carita a mi blog.
Besos,
Ug
Hola Tio Eugenio, muchas gracias, muchas gracias por tu bienvenida.
ResponderEliminarPor cierto, esta noche han dado la pélicula de Plácido, no he podido verla, pero mi hijo la ha grabado.
Besos
nela