N.del A. TIC significa «Tecnologías de Información y la Comunicación», un término muy moderno para definir aquella rama de la ciencia que estudia nuestra vida cotidiana: porque sí, lectoras y lectores, es así, estas tecnologías invaden hasta la última faceta de nuestra vida. Incluso llegan a las cuevas del Mar Muerto o a los hipogeos del Valle de los Reyes, lugares comunes de paso para cualquiera de nosotros.
Tenemos varios arquetipos en nuestro cerebro para imaginarnos un arqueólogo.
Uno de ellos es Indiana Jones, que como todo el mundo sabe, no era arqueólogo, sino un vil saqueador de yacimientos con patente de corso. Es semejante a ese otro arquetipo del viejito con salacoff y bermudas, más entrañable si se quiere, pero igualmente delincuente ladrón de tumbas.
Otro arquetipo puede ser el del viejo sabio, abstraído en su ciencia, con sus pequeñas gafas haciendo equilibrios en la punta de la nariz. Es capaz de recitar a Ovidio o a Heródoto de memoria y vive rodeado de libros y papiros, como ese otro sabio de Saint Exupèry, habitante solitario de un asteroide.
En este siglo XXI vamos a encontrar otro arquetipo de arquéologo: el friqui. Un tipo con ademanes de autista, que trabaja frente a un ordenador, aislado con la música en sus auriculares, donde:
- Se documenta con imágenes de objetos desenterrados en cualquier parte del mundo y con originales digitalizados y los traslada al idioma que necesite con su PC
- Consulta la bibliografía que necesite en su e book
- Levanta planos y modelos en 3D en su tablet
- Analiza miles de registros en bases de datos compartidas y wikis en su net book
- Comparte sus avances en tiempo real chateando con colegas de todo el planeta con su i pad...
Y además tiene un blog en internet.
Este arquéologo neosecular será protagonista de noticias como ésta:
Los Rollos del Mar Muerto, en Internet
CLARÍN.COM19/10/10 - 13:08
La Autoridad de Antigüedades de Israel anunció hoy que emprendió un megaproyecto de digitalización de los manuscritos junto a Google para llevarlos a la Red. Así, abandonarán la oscuridad del refugio nuclear en el que se encuentran para ver la luz virtual. El edificio del Museo de Israel en Jerusalén los mantiene fuertemente custodiados y en condiciones ambientales similares a las de las cuevas de Qumrán, donde la humedad, la temperatura y la poca luz conservaron los manuscritos durante dos milenios hasta que fueron encontrados.
Los publicará Google junto a la Autoridad de Antigüedades de Israel. Son 900 rollos de hace 2.000 años que incluyen fragmentos de del Antiguo Testamento. Tardarán 5 años en digitalizarlos.
En 1947, cuando fueron descubiertos, se transformaron en uno de los hitos de la arqueología. Los Rollos del Mar Muerto se transformaron en uno de los hallazgos más importantes del siglo pasado. Desde entonces sólo unos pocos privilegiados tuvieron acceso a estos manuscritos que incluyen fragmentos de casi todos los libros del Antiguo Testamento. Hoy, gracias a la tecnología desarrollada por la NASA y a Google, los papiros estarán en Internet y al alcance de todos.
Con la digitalización, los usuarios podrán tener acceso y leer los textos escritos en hebreo antiguo, corroídos por el paso del tiempo, como así también a traducciones en varios idiomas.
Dos beduinos perdieron una cabra una noche, allá por los años cuarenta. Consiguieron encontrarla en una cueva, donde además de la cabra encontraron unas tinajas con unos pergaminos antiguos con copias del Antiguo Testamento. Comunidades eremitas de judíos esenios habían tenido la santa paciencia de escribirlos con buena letra, hasta que, allá por el 70 D.C., les llegó la ruina por pelearse con los romanos, que eran más brutos.
Pronto vieron los beduinos que la utilidad de ese hallazgo: esa noche sirvieron los primeros rollos descubiertos como leña para asarse unos pinchos morunos a la macabea. Eso sí, al día siguiente comprendieron que eran algo más que combustible: cincuenta años después, esos pergaminos valen una fortuna en el mercado de coleccionistas y los nietos de aquellos beduinos practican la Intifada contra los descendientes de aquellos esenios. Mientras, en nuestro mundo tranquilo, mientras, nos asamos los pinchos morunos en un microondas, podremos leer a Isaías en nuestro IPhone gracias a que Google los digitaliza: si aquellos pobres escribanos esenios hubieran dispuesto de esta posibilidad, cuánto trabajo no se hubieran ahorrado.
Pronto vieron los beduinos que la utilidad de ese hallazgo: esa noche sirvieron los primeros rollos descubiertos como leña para asarse unos pinchos morunos a la macabea. Eso sí, al día siguiente comprendieron que eran algo más que combustible: cincuenta años después, esos pergaminos valen una fortuna en el mercado de coleccionistas y los nietos de aquellos beduinos practican la Intifada contra los descendientes de aquellos esenios. Mientras, en nuestro mundo tranquilo, mientras, nos asamos los pinchos morunos en un microondas, podremos leer a Isaías en nuestro IPhone gracias a que Google los digitaliza: si aquellos pobres escribanos esenios hubieran dispuesto de esta posibilidad, cuánto trabajo no se hubieran ahorrado.
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La otra noticia nos lleva al Valle de los Reyes, en Egipto, donde está el hipogeo donde reposaba Tutankhamon. Según he leído, la grafía correcta para el castellano sería Tut- Anj- Amon, debido a que la kh tenía un sonido parecido a la j, pero es que suena como Tu-Tan-Jamón, una lindeza que reservo sólo a las más distinguidas damas. La noticia es:
Tutankamón renace en Internet
La Red acoge miles de documentos de Howard Carter sobre el hallazgo de la tumba
El PAÍS.ES
JACINTO ANTÓN
"Poseeré mi cuerpo para siempre, pues no me corromperé, no me descompondré, no me pudriré, no me agusanaré". El Conjuro 154 del Libro de los Muertos expresa la obsesión de los antiguos egipcios por pervivir en el Otro Mundo y escapar a la destrucción y el olvido. ¿Imaginaba Tutankamón que volvería a la vida con todo su equipaje en un universo tan extraño como el de Internet? Probablemente no. El siglo XXI ha salido al encuentro del XIV antes de Cristo en una iniciativa digna del más emocionante thriller arqueológico, y el joven faraón dorado y el equipamiento completo de su tumba, minuciosamente descrito y comentado por su descubridor, están al alcance inmediato de toda la humanidad mediante un simple clic
Se tardó 10 años en vaciar el sepulcro, y 15 en digitalizar sus documentos. El Griffith Institute de Oxford, que conserva las notas, fotografías y diarios de excavación de Howard Carter, ha culminado la creación de una extraordinaria base de datos (http://www.griffith.ox.ac.uk/gri/4tut.html) con las fotografías y las fichas del arqueólogo de los 5.398 objetos de la tumba de Tutankamón. De la célebre máscara de oro al más humilde y minúsculo colgante, trocito de vidrio o de lino. El amante de la egiptología o simplemente de la historia accede a ese tesoro de información con dedos temblorosos: es teclear y las "cosas maravillosas" aparecen ante tus ojos en las fotos originales de Harry Burton, el fotógrafo de Carter, acompañadas de las fichas con su descripción y situación en la tumba ¡escritas de puño y letra del propio descubridor! (con su transcripción).
La maldición de Tutankamon ¿nos puede alcanzar por internet? Ahora ya tendremos una página web para leer sus documentos, entre los cuales estarán sus conjuros, así que algún mal de ojo se puede distribuir por la red. ¿Ustedes no creen en las maldiciones? Ah, yo tampoco, pero son ideales para vender, buena parte de la fama de este faraón le viene de las circunstacias extrañas en que murieron los miembros del equipo de Carter. El pobre de Tut en vida hizo bien poco, era cojito, probablemente debido a la endogamia y feo como su padre, que también era su tío por parte de madre. Por lo menos ahora, el bueno de Tutankamon tiene un blog en internet.
Idea para guionistas: unos adolescentes leen la web de Tutankamon y les alcanza una maldición de las de no te menees, y se enamoran y tal, ....en fin.
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