martes, 7 de diciembre de 2010

La invasión de la Navidad

 
N. del A. Para los españoles que no sigan muy de cerca la vida política o aquellas otras personas que me lean en el Próximo Oriente o la península de El Labrador, les aclaro que el día 6 de diciembre es fiesta nacional en España, la fiesta de la Constitución que, por supuesto, no es de esa fecha sino del 27 de diciembre.
Nuestra bienamada Constitución tiene, entre otras muchas influencias beneficiosas en la sociedad española, la de procurarnos cada año al iniciarse Diciembre un buen fin de semana extendido como éste que ahora termina. El que pueda, unas minivaciones, si lo une a la fiesta de La Inmaculada. Los españoles celebran estas cívicas fechas haciendo cola y organizando motines espontáneamente en estaciones y aeropuertos; la novedad de este año es que se ha añadido al calendario de festejos las conjuraciones masivas para exterminar al colectivo de controladores aéreos, huelguistas de turno, cuando en años anteriores tocaba maldecir al sindicato de pilotos o al de maquinistas del ferrocarril. Genial y democrática idea la de que cada colectivo se turne anualmente para sabotear las minivacaciones, aunque, todo hay que decirlo, será difícil superar el trabajo fino que los controladores han hecho este año.

El gran fallo que no les perdono a los Padres de la Patria es que terminaran la Carta Magna en el frío y duro diciembre, porque de haberlo hecho a finales de mayo, o en junio, nuestra fe constitucionalista se vería muy reforzada por el buen tiempo y la brisa  y los chiringuitos de la playa. Pero no hay mal que por bien no venga. Los que nos hemos perdido la algazara y alharacas de los aeropuertos hemos aprovechado para una tradición mucho más antigua que la Constitución: los adornos navideños y el Belén.

Sí, he dicho "hemos aprovechado". En primera persona. Es muy cierto que cuando me separé y puse casa propia, decidí abandonar por rebeldía revolucionaria las obligaciones que la tradición impone en estas entrañables fechas. Ese delito, sin embargo, ya ha prescrito por el paso de estos últimos años, así que es hora de rehabilitarse y solicitar el perdón de la sociedad.

Voy a celebrar en mi casa una de las numerosas e imprescindibles comilonas navideñas y además, después de algunos años, he puesto el Belén. Sí, con Reyes Magos, pastores, cerditos y todo eso. Rendición sin condiciones, pero paulatina, que con el árbol de Navidad no he podido, ya era demasiado.

Tengo que decir en mi descargo que el Belén que he puesto es robado, que supongo que algo dulcifica mi cesión de soberanía. Eso sí, este diorama tradicional (según la terminología atea) cumple fielmente con todas las tradiciones, a saber:
  • Las piezas son cada una de procedencia distinta, llegadas al Belén por agregación en diferentes momentos lo que explica que sean todas de escalas y tamaños muy variables.
  • No faltan los personajes clásicos, como los imprescindibles de la Sagrada Familia, incluidos la mula y el buey, que Dios me perdone, ni faltan tampoco los Reyes Magos, pastores, castañeras, lavanderas y el impagable caganer (en Murcia El cagón)
  • Una hábitat de increíble biodiversidad, propia de cualquier Belén: Gallinas de mayor tamaño que los cerdos, borricos del tamaño de patitos, ovejitas de todo pelaje, etc. También hay chumberas compartiendo el ecosistema con variedades de coníferas, junto a un río de papel de aluminio.
  • La arquitectura es también la típica de la Belenística, molinos, herrerías, palacios y otras estructuras absolutamente inverosímiles en la Judea del siglo I después de Cristo. El Portal de Belén es tan humilde que el pobre de San José no cabe. No pudo convencer a la mula de que le cediera su sitio, se conoce.




Para contrarrestar esta capitulación ante la tradición he incluido las siguientes innovaciones:
  • En el palacio de Herodes, de menor tamaño que el molino por cierto, he colocado un mono que he encontrado en la caja del Belén (ya he dicho que no era mía). Representa mi alegato particular contra las monarquías absolutistas.
  • He incorporado también un oso polar a la escena que igualmente encontré en la misma caja. Está acechando taimadamente al Cagón, pero no teman por la vida de éste: el oso es mucho más pequeño.
  • También había un dinosaurio, pero pensé que ya era demasiada innovación.
  • A la castañera le falta, precisamente, la sartén y el fogón, pero aún así mantiene un digno ademán con la rasera en alto. A falta de su herramienta principal, la he situado a la salida del puente, para azuzar con su gesto los camellos de los Reyes.
No me avergüenzo, incluso he dispuesto algunas bombillas para que se vea mejor la obra. Ahora, no se lo digan a nadie, me vuelve a gustar hacer el Belén (guionistas de Hollywood, tranquilidad que no se me ha aparecido Santa Klaus ni nada parecido) e incluso estoy planeando comprar figuras nuevas de tamaños homogéneos para años venideros. Pero eso será el año que viene, durante el puente de la Inmaculada Constitución, que será amenizado por la huelga de azafatas o de pilotos, que ya no sé a quién le toca.








3 comentarios:

  1. La verdad es que leyéndote, haces que odie un poco menos la Navidad, a la que tengo un odio total y absoluto.
    Pero eso si, ya que nombras Murcia, dedico un sábado a llevar a mi nieto a ver el Belén de Cartagena y otro al de San Javier, que me gusta más.
    Besos
    nela

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  2. Mis padres son de Cartagena, pero nunca he visto el Belén. Será porque suelo ir en verano.
    Así que Feliz Navidad para todos en Cartagena, desde Móstoles.
    Muchas gracias por venir.
    Un beso,
    Nela

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  3. Va a ser eso, que en verano no ponen el Belen...Precisamente mañana, mejor dicho hoy, que ya son las 0:40, vamos a verlos, primero iremos al mercadillo de los Narejos, a comprar botillo leones, chorizo de cebolla y berzas de Lugo, luego a San Javier a ver el Belen, después como corresponde a comer en el sitio de comida "basura" que Beto, mi nieto escoja, porque es como un premio, ya que solo la come en Navidades, como algo extraordinario, ya que afortunadamente es un niño al que le encantan los platos de cuchara y después por la tarde a ver él de Cartagena, hasta que se aburra de abuela y compañia.
    Así que mañana tengo un día, realmente estupendo
    Besos
    Nela

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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