lunes, 20 de diciembre de 2010

El morito y el jamón


N. del A. El término "moro" denomina en castellano a toda persona procedente del norte de África y, por extensión, al musulmán. Morito, además, se dice del niño que aún no está bautizado. No es una palabra de ninguna manera peyorativa, lo son los adjetivos que se le añadan  o el tono de quien lo diga. En este blog no gustan los eufemismos y en cambio,  sí gustan el cuscús y el té moruno.


Fe de erratas: por un inexplicable despeinado de neuronas escribí profesora donde debía decir profesor. Pido excusas por la transexuación,  ya que como dijo el sabio, cambiar de sexo, es de humanos.
Esta mañana he pasado delante de un televisor donde se podía ver uno de los debates de Intereconomía, un medio de radio y televisión de los que en España están más a la derecha de entre los de la derecha, para quien no lo conozca. Mostraban mensajes de texto de los telespectadores donde se opinaba, muy irritados, que había que echar a todos los moros de España, que había que colgar jamones en las escuelas y otras lindezas con un lenguaje más colorista que me llamaron poderosamente la atención.

Supuse que esta reacción la había provocado, como mínimo, una noticia de gravedad semejante a la invasión del moro Muza en el 711 después de Cristo. Así que acudí a mi buscador de noticias y la causa de todo este alboroto es la noticia que les traigo hoy. Cito la de ABC, que periodísticamente hablando parece más correcta que la de Intereconomía:

El docente, que impartía clase de Geografía, puso como ejemplo que «el frío de Trévelez (Granada) facilita la curación de los jamones»

Día 20/12/2010 - 11.57h
Un profesor de secundaria del Instituto Menénez Tolosa, en La Línea de la Concepción (Cádiz), ha sido denunciado por la familia de un alumno musulmán por hablar de jamón en clase. En concreto, el docente impartía clase de Geografía cuando, al hacer referencia a los distintos climas de España, comentó que el frío propio de Trévelez, en Granada, favorecía la curación del jamón.
...

En la cadena de televisión se mostraba esta noticia como un ultraje del mundo musulmán a algo tan querido en España como es un jamón, que es en lo poco en que somos unánimes los españoles. Se hablaba incluso de poner banderas españolas a los jamones (sic), como lo leen,  al grito de "Santiago y Cierra España" y se aprovechaba para culpar de esta situación al Gobierno. Personalmente, yo considero responsable a nuestro Gobierno de miles de chapuzas y desmanes, pero no de que Mahoma prohibiera comer cerdo.

La lectura de esta noticia, aunque pueda parecer pintoresca, me ha preocupado MUCHÍSIMO, perdón por las mayúsculas, por esta razón escribo la entrada de hoy, así que si me lo permiten, les cuento por qué:

  • Considero que el padre denunciante tiene todo el derecho del mundo a acudir a la justicia ordinaria para defender el respeto que merece su hijo en la escuela. No obstante, por lo que sabemos del caso (que es poco si solamente hemos leído la prensa), no tiene ningún fundamento para dar más trabajo a los tribunales, que ya están saturados con tanto granuja como hay por aquí.

  • Lamento mucho la situación de la profesora, ya que en España el profesorado está indefenso ante muchas situaciones con sus alumnos y sus padres. En este caso, la denuncia probablemente le obligará a extremar en sus clases el lenguaje de lo que es "políticamente correcto", y a mi, lectores, cada día me gusta menos lo que  es correcto políticamente.

  • Me preocupa muchísimo la difusión que se le da a casos como éste en los medios de comunicación. Sin querer juzgar el caso, me imagino una sentencia en la que el juez diría al demandante que "se destima la pretensión, pues hablar de la economía jamonera de la sierra Granadina no es una apología antiislamista, así que pague usted las costas del proceso y no se olvide de pedir disculpas a la profesora de su hijo". Al exagerar la importancia del tema y permitir opiniones irresponsables, colocan al juez en la tesitura de juzgar algo más que un supuesto abuso, sino toda la política de integración en España y de paso, el terrorismo integrista.

  • Pero lo más preocupante es la reacción xenófoba y racista de demasiadas personas. Es un síntoma más de la radicalización de la sociedad española y encima se permite que tales anatemas se emitan por televisión. Como si hiciera falta echar leña al fuego. Me da mucho miedo la gente que habla tan alegremente de echar a otra gente del país, aunque sea a jamonazos.

Señoras y señores, tengan ustedes cabeza. Si no es justificable demandar a una profesora por hablar de jamón, aún cuando hiciera apología del jamonismo, tampoco es justificable una reacción nacionalista y  xenófoba desmedida. Recordemos, moros y cristianos, que aquí cabemos todos, los que comen jamón y los que no.

En cualquier caso, les dejo con el impagable sentido del humor gaditano y la pena que da que el jamón  se acabe. 

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