Afrancesado

N. del A. Este fin de semana estamos de fiesta en Madrid: el 2 de mayo. Muchos de  ustedes no saben por qué y yo tampoco, sin embargo, yo lo disfruto y ustedes, si no viven en Madrid, no. Compartimos la ignorancia, pero no los beneficios.

Opus 49

Cuánto celebro no haber estado presente en los sucesos de mayo de 1808.

Ahora se celebra la fiesta de la Comunidad de Madrid, conmemorando el día 2 de mayo de 1808, cuando al pueblo de Madrid se le fue la mano con su mala leche y mantuvo con el alma en vilo a todo el ejército de Napoleón durante... apenas unas horas.

Por FORGES, genial como siempre.

Antes de que me llamen antipatriota, les aclaro que siempre me ha sorprendido que celebremos como Fiesta Cívica una derrota. Porque aquella fue la primera batalla de una guerra que se ganó contra los franceses, eso es cierto, pero aquella primera batalla se perdió bien perdida. Al día siguiente, los franceses se hincharon a fusilar hasta que se les acabaron las balas y las ganas de matar. ¿Tenemos algo de masoquistas como para celebrar ésto?

Nuestros bienamados políticos que inventaron la Comunidad de Madrid, con su bandera y su himno, debían inventar también  una fecha para la fiesta regional y no se les ocurrió otra. A mí me vale, es un día que no trabajo y suele hacer buen tiempo, y como se une a la fiesta del Primero de Mayo, tenemos siempre unos bonitos días de fiesta. Los madrileños, henchidos de orgullo en esta señalada fecha y poseídos por el espíritu de aquellos héroes, nos vamos masivamente de viaje a la casa del pueblo, al chalé de la sierra o, si el puente es largo, a la playa. La Fiesta Cívica la pasamos en el atasco de las carreteras en memoria de nuestros mártires.

Recreación (reenactement) en Móstoles de la lucha contra los franceses,
recomendable ir a verlo.  Después de la representación, a comer panceta
 en el Mercado Goyesco.

En Móstoles también celebramos el 2 de mayo y además, como protagonistas. El alcalde de Móstoles de aquel año de 1808, al enterarse de que en Madrid la habían liado parda, no se pudo contener las ganas y mandó a alguien a contarlo por ahí, poniendo en pie de guerra al personal. Hoy lo hubiera compartido en su Twitter, pero en aquella época, tuvo que buscar un voluntario que fuera de pueblo en pueblo declarando la guerra a Napoleón:

«¡Niño! te subes en una mula y te vas a contar por ahí que en Madrid están a navajazos con los gabachos...»  Con este recado, y algo más que diría, supongo, se pusieron todos a las armas y con la pequeña (e "innecesaria" por supuesto) ayudita de los ingleses, se pudo expulsar a los ejércitos napoleónicos. 


Ahora, doscientos años después, los mostoleños rememoramos tamaña gesta, en cuyo recuerdo, se celebra un reenactment, de la lucha entre madrileños y franceses, a pesar de que en Móstoles no pasó nada de nada. Además, en 1985, se celebró, muy dignamente, el tratado de paz entre franceses y mostoleños, una paz extremadamente civilizada si tenemos en cuenta que llevábamos 177 años oficialmente en guerra y no nos acordábamos. Si hemos firmado la paz, ¿no deberíamos dejar de acuchillar franceses, aunque sea de mentira?

La Familia de Carlos IV, por Goya, a quien Napoleón manejó

como marionetas. Muy listos no parecían. 

Ya que tenemos que rememorar alguna hazaña de aquella época, en vez de elegir batallas, ¿no podíamos celebrar el día en que Goya terminó de pintar  La familia de Carlos IV, todos con cara de imbéciles? O mejor aún, ¿por qué no celebrar el día en que Goya convenció a la duquesa de Alba de que posara desnuda para pintar La Maja? Esto sí que es una hazaña digna de conmemoración.

La Maja Desnuda, por Goya, representa, según la leyenda a
la Duquesa de Alba (la de entonces, porque la de ahora
era aún una chiquilla) 

Afortunadamente no me lee  el señor Arturo Pérez Reverte, pues de hacerlo, puede que me sofriera por hereje en su columna dominical. Que hay que ver cómo se pone cuando le tocan el tema éste de los héroes de la patria.


Esa guerra contra los franceses fue, también, una despiadada guerra civil, donde también se luchó contra los españoles que habían adoptado para su desgracia, los ideales de la revolución francesa, los llamados afrancesados. Fue una guerra que sólo benefició a la gentuza que rodeaba al futuro Fernando VII El Deseado.


Por esto digo que celebro no haber conocido el mayo de 1808, porque fue una guerra civil muy fea, la primera de las siete que ha habido desde entonces entre las dos Españas y porque yo, probablemente, sería considerado un afrancesado: me hubieran estrangulado y arrojado a un pozo. 


En la reconstrucción histórica mostoleña se les olvida siempre repartir papeles de afrancesados en la horca.


Por eso y porque si hubiera conocido el mayo de 1808, yo tendría ahora doscientos años y estaría cobrando una pensión miserable.