jueves, 21 de abril de 2011

Carta a quien fue un buen amigo

N. del A. No puede uno fiarse ni de su mejor amigo. Mucho cuidado a quién le encargamos que nos riegue las plantas o nos cuide a la mascota en las vacaciones. 
Opus 47
Querido amigo:


Te escribo esta carta impulsado por el sentido del deber y por el enorme aprecio que te tengo. No en vano, éramos amigos en el colegio y desde entonces, ¡hemos compartido tantas cosas! Aunque no lo creas, es mi única intención apaciguar con esta carta el dolor que sé que te destruye e intentar, si es posible, alcanzar tu perdón. 

Siguiendo tus deseos, durante tus vacaciones fui todos los días a tu casa para atender tus geranios y sobre todo a tu gata Misy. Los geranios estaban bien, la gata aparentemente también, pero...

Misy no era feliz. Después de ir cada día a cuidar de las necesidades de la gata, entre los dos surgió la confianza necesaria para conducir al animal a sincerarse conmigo. Me dijo entre sollozos que te agradecía mucho tus cuidados, que tuvieras siempre dispuesto el pienso de la mejor marca, que puntualmente le cambiaras la arena y que siguieras  a rajatabla los calendarios de vacunación y desparasitación. Incluso te perdonaba que le pusieras el chip de identificación. Todo eso, me dijo, no era suficiente.

Misy sentía que era querida, pero no respetada. Que era un cero a la izquierda, que nunca se contaba con ella para tomar las grandes decisiones de la familia. Que nunca podía disponer del mando del televisor y que nunca dedicabas tiempo a hablar con ella, a interesarte por las cosas que le preocupaban, que eran muchas. Jamás le preguntaste por qué le gustaba más el pavo estofado que la ternera a la jardinera.

Tu gata sentía completamente anulada su alma de felina. Se sentía incómoda siendo una mantenida. Los geranios tampoco la comprendían, ellos no pedían otra cosa que les regaran puntualmente. En cambio Misy necesitaba algo más. Si por ella fuera, hubiera cambiado la seguridad del pienso diario por aportar algo, por poco que fuese, a la economía familiar. Hubiera estado dispuesta, incluso, a ganarse la vida limpiando en la caseta de un perro o cazando ratones por cuenta ajena. 

Tantas veladas sincerándonos el uno con el otro, compartiendo una lata de pavo estofado para gatos con vitaminas y desparasitantes, que creció entre los dos una única idea, diabólica tal vez para ti, pero para nosotros la única sensata. Nos escapamos juntos la noche antes de que tú regresaras de las vacaciones.  

Hoy somos felices, dormimos en la playa y nos alimentamos de lo que nos trae el destino, unas veces pavo, otras  ternera. Has de saber que ella está embarazada y que hemos decidido tenerlo.

No te indico mi paradero, pues sé que nos buscas con una escopeta en la mano y los ojos inyectados en sangre. Misy no olvida que fue tu gata, y en vano ha intentado escribirte esta carta para pedir que la perdones por su traición, pero su pata vacila al empuñar el lápiz. Valga la mía para recabar el perdón de los dos.

Un abrazo de quien fue tu leal amigo,
Misy no era feliz. ¿No lo veías en sus ojos?


PD: Que dice Misy que el chip de identificación ahora te lo puedes poner tú. Que ya sabes dónde.


4 comentarios:

  1. a buen entendedor...
    Besito,
    Victoria

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  2. →Victoria: Nada, no hay que entender nada... de momento.
    Un besito, niña
    ug

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  3. Buenoooo, me ha encantao, pobrecita Misy, seguro que todos dicen que es una loca por dejar una casa donde cubrian todas las necesidades fisicas por vivir en libertad..
    Es que la vida no es en tres D y las historias tienen muchas caras.

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  4. →Montse: seguro que era una loca, no es la primera que lo hace ni la última, pero también valiente y la fortuna favorece a los valientes.
    Gracias,
    Ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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