viernes, 20 de mayo de 2011

Las palabras al poder

N. del A. Los miedos de la estirpe humana son incomprensibles. ¿Por qué nos da miedo hacer un discurso en público cuando nos escuchan atentamente y en cambio enseguida entramos sin miedo en una discusión en voz alta con un grupo de personas (v.gr. vecinos) que vocea al mismo tiempo sin escuchar?
Opus 55
A veces doy cursos de formación en mi trabajo y disfruto con ello. Aprendo siempre algo de los discípulos, a veces más de lo que ellos aprenden de mi, ya que soy de los que dejan dormir en la primera fila. A pesar de ésto, hace poco me apunté como alumno a un mini curso de Hablar en Público. Considero que es algo bueno para todos, aunque no sean formadores, algo que todos deberíamos hacer alguna vez en la vida. ¿Por qué?

Estatua etrusca conocida como L'Arrigatore, que representa a Aulo Metelo, un orador del s. V a.C., la noche en que sale al balcón del ayuntamiento de su pueblo para dar el pregón de las fiestas. "Tened cuidado con el Calimocho" decía en ese momento a sus vecinos.
Porque saber hablar en público es una habilidad muy admirada por todos. Mucho más que bailar el Pericón o hacer Patchwork. En un grupo de personas, enseguida elegimos como líder al que tiene más labia. Simplemente porque sea capaz de usar oraciones subordinadas ya nos gusta. El buen orador-manipulador puede, además,  usar anglicismos si desea hacernos creer que domina bien el tema o bien optar por los galicismos si lo que quiere es seducirnos. Nos dejamos epatar fácilmente (un galicismo para seducirles) por las palabras.

El orador-manipulador usa el tono de su voz para convencer. No habla: interpreta. Usa su propio cuerpo como una gramática y sin darnos cuenta nos captura con su spitch (un anglicismo para que crean que sé de lo hablo). El Arrigatore etrusco de la imagen de arriba conocía perfectamente el lenguaje corporal. ¿No?

Los romanos heredaron ese gusto por la retórica y consideraban la Oratoria como una arte esencial en la vida política. Nosotros hemos heredado lo mismo de los romanos. Si un político es un mal orador, pierde votos. Es asignatura obligada en todos los políticos la comunicación oral y corporal, siguiendo unas pautas determinadas por el partido. No valoran el contenido real de lo que nos dice sino el efecto que causarán las palabras en nuestros cerebros..

Acomodan la realidad a sus palabras, cuando debería ser al revés. Esto es el poder.

Así que les recomiendo que si quieren aumentar su charme aprendan el arte de la oratoria. En vez de discutir en público con sus vecinos, lidérelos con su verborrea. Para que aprendan, un video muy cortico de Buenafuente.

2 comentarios:

  1. Saber hablar en público hoy en día es casi una necesidad. Saber comunicar, modular la voz, un arte que se debe dominar. Una vez pasado el miedo escénico de la primera vez uno consigue vibrar cuando se siente escuchado con atención.

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  2. →Layna: es cierto, superas el miedo y vibras; lo peor es cuando uno se anima y se atreve a hacer un chiste, pero nadie se ríe. Pides a la Tierra que te trague.
    Un saludo,
    ug

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Sus comentarios son bienvenidos, muchas gracias.

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